amor por África

Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong…

La obra más famosa y escasamente leída de Isak Dinesen, seudónimo de la baronesa Karen von Blixen-Finecke, y cuya película forma parte del imaginario popular de nuestra sociedad, Memorias de África, ha pasado a engrosar esa estantería donde almaceno los libros que me han cautivado. Como la mayoría de las personas, más las de cierta edad, disfruté en su día con la versión cinematográfica dirigida por Sydney Pollack y protagonizada genialmente por Meryl Streep, como la baronesa Blixen y Robert Redford como Denys Finch Hatton. En esta ocasión me he maravillado con la obra que sirvió como base de aquella película legendaria.

Screen-Shot-2019-01-17-at-8.28.24-PM

Lo primero que tengo que señalar, es que la versión cinematográfica no es la adaptación de la obra, a pesar de que recibió el Óscar a la Mejor Adaptación Cinematográfica, y se centra solo en la relación de los dos personajes protagonistas, algo que en el libro ocupa un par de capítulos. Pero esto no es problema para que aquella versión que recibió siete Óscars de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Estados Unidos, entre otras los de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Banda Sonora, compuesta por John Barry, sea una obra maestra. Curiosamente Meryl Streep no recibió el Óscar a la Mejor Actriz, a pesar de ser uno de sus papeles más recordados.

Los hechos relatados son parte de los diecisiete años que la baronesa vivió en Kenia, entonces con un “protectorado” británico, en una granja dedicada al cultivo de café, en tierras de los kikuyu, tribu dedicada al cultivo de los campos y a la ganadería, y los maasai, tribu guerrera y nómada, también dedicada a la ganadería. En el libro, escrito en pretérito y primera persona, como se suelen escribir las memorias, aparecen diferentes personajes, africanos y miembros de los países colonizadores de África de aquellos tiempos y cuenta de manera muy lírica la historia de amor de Karen Blixen por África, su curiosidad por las tribus africanas, el trabajo de una granja africana y su afición por los safaris. Todo esto se desarrolla en la primera mitad del siglo XX, con un África colonizada en proceso de cambios políticos y sociales. Un África que estaba dejando de existir.

memorias-de-africa-4

El estilo de estas memorias es, tal y como he indicado algo más arriba, de un lirismo apabullante que destila admiración por África, un África muy idealizada y en perenne relación de amor-odio con la Naturaleza. Hermosas descripciones de las llanuras y colinas africanas, del comportamiento de los animales, los regulares cambios meteorológicos, de una fuerza espectacular, la vida de aquellas tribus africanas bajo el dominio colonialista (del que la propia autora, a pesar de su admiración por el lugar, es parte), la filosofía de las gentes africanas, tan diferente a la de los occidentales, más de aquellos occidentales blancos dominantes. Y al final del libro se vislumbra la conclusión de aquella época que daría lugar a los movimientos de independencia y posteriormente a las luchas de poder en el continente negro.

Un libro para enamorarse de un África desaparecida, indudablemente, pero que quizás sea la entrada para descubrir el África real y doliente de este momento. Una obra para disfrutar leyendo cada una de sus páginas y para seguir descubriendo el genio y figura que fue Karen Blixen-Finecke, alias (entre otros) Isak Dinesen.

Vi gansos grises sobrevolando los llanos
Patos salvajes en el aire alto
Inmutables de horizonte a horizonte
Con sus almas endurecidas en sus gargantas
Y su gris blancura ondulando en los enormes cielos
Y los rayos de sol sobre las colinas arrugadas.

¿podemos remediarlo?

El Antropoceno -podrán decir los geólogos del futuro remoto- por desgracia combinó el rápido progreso tecnológico con lo peor de la naturaleza humana. Fue una época terrible para la gente y para las demás formas de vida.

La pregunta que lleva por título este artículo es la que me he hecho tras leer un ensayo de Edward O. Wilson sobre la situación extrema del Planeta en cuanto a la biodiversidad. ¿Estamos a tiempo de remediar el daño que los seres humanos hemos ocasionado a la Tierra? No soy muy aficionado a los ensayos científicos, pero cuando leí el título y subtítulo de este libro en Walden, decidí que iba a darle una oportunidad para enterarme de la realidad. Muchas veces escuchamos la afirmación de que el planeta está cambiando, de que el cambio climático es un hecho, de la desaparición de cada vez más especies, pero no solemos, yo por lo menos no, profundizar en las causas y consecuencias de esta situación. De eso trata Medio planeta. La lucha por las tierras salvajes en la Era de la Sexta extinción, editado por Errata Naturae en su espectacular colección Libros salvajes.

sep14_f11_halfearth

Edward O. Wilson, norteamericano de Alabama, es hoy en día uno de los biólogos y naturalistas más importantes del mundo y considerado el padre de la biodiversidad. Profesor emérito de Harvard y premiado con numerosos e importantes galardones a lo largo de toda su vida, considerado uno de los cien científicos más importantes de la historia, ha escrito más de treinta libros con absoluta maestría y pedagogía de cara a extender y divulgar una conciencia por la vida en el planeta, vida que, en gran medida, está desapareciendo o va a desaparecer tal y como la conocemos.

En el libro, Wilson es capaz de explicarnos y hacernos entender que la vida en la Tierra es producto de un proceso que ha durado miles de millones de años y que, actualmente, nos encontramos en la que sería su sexta extinción. La diferencia con las cinco anteriores es que no ha sido producida por un meteorito que choca con el planeta, glaciaciones o fracturas de continentes, si no por la acción directa del ser humano. Ahí es nada. Yo la verdad es que me quedé helado. Es decir, sabía que nuestro tipo de vida actual incide negativamente en el estado y salud del planeta, pero de ahí a conocer que somos los causantes de una sexta extinción masiva, va un trecho. Cuando hablamos de desaparición de especies, pongamos por ejemplo el rinocerontes (actualmente cinco especies distintas), no somos conscientes de que están desapareciendo por la acción directa del ser humano. Hace cien años había millones de estos animales pastando y bramando en las llanuras africanas y en los bosques lluviosos de Asia. A día de hoy quedan 27.000 individuos, la mayoría de ellos de la raza sureña del rinoceronte blanco. De la raza del norte de ese mismo rinoceronte quedan seis animales. La caza ha sido la causante de esa desaparición masiva. ¿Qué pasa, que antes no se cazaban rinocerontes? Claro que sí. Pero antes no se viajaba de un lado a otro del planeta para cazarlos, ni había un negocio de millones de dólares en torno al cuerno de rinoceronte, usado en la medicina tradicional china. Punto. De todo modos, con mucha pena, eso sí, pero ¿qué más da que desaparezcan los rinocerontes? ¿Por eso se acaba el planeta? No, pero influye en el cambio de los lugares donde habitan. Si comen hojas de un árbol y los rinocerontes desaparecen, seguramente ese árbol crecerá sin el control que suponían los rinocerontes, eso supondrá que el avance de esos árboles haga desaparecer otras especies vegetales y con ello los insectos, arañas, etc, etc, etc. Con lo cual, desaparece el rinoceronte, pero desaparece también todo un ecosistema. Y así con cualquier especie.

2017-1-half-Earth-printfile-WB-640w

Antes de la llegada del ser humano a la Tierra la tasa de especies que se extinguían en relación a las existentes era de una entre un millón al año. Actualmente esa tasa es entre cien y mil veces superior a la de entonces. Wilson propone que para parar esa subida, se deben crear espacios protegidos para que la vida se desarrolle de forma salvaje, sin la intervención del ser humano. Tenemos que empezar a tomar conciencia de que el ser humano no puede ser el centro de toda la actividad de la Tierra, porque si no, llegará el día, más pronto que tarde, en que la vida en la Tierra se hará imposible. Él lo llama la solución del Medio Planeta, es decir, preservar media parte del planeta, es lo mismo que sea en tierra o en mar y no hace falta, de hecho es imposible, que todo ese medio planeta sea una superficie única. Si no nos ponemos las pilas, señoras y señores, esto se acaba.

Un libro para quien piensa que esto es inagotable y para siempre, para incrédulos y para quienes creen que nuestra forma de vida puede aguantar. También para quienes quieran tomar conciencia de la situación actual, para quienes se quedan ensimismados en un amanecer sin reconocer que amanece para todas las formas de vida y para quienes creen que el ser humano es el centro del Universo y de toda la vida, para que vean las consecuencias de semejante pensamiento. ¡Despertad!

 

la Europa de Homero y Cheikhouna

Ayer, en una de esas fechas que producen sonrojo, se «celebró» el Día de Europa. Y digo sonrojo, porque es una fecha, promovida por los estados de la Unión Europea, que pretende ahondar en la supuesta fraternidad europea, mientras el día a día demuestra que los intereses de ese Sistema son seguir produciendo riquezas para unos pocos, a costa de las y los trabajadores, cerrar las fronteras y levantar muros a personas refugiadas de determinados lugares, e impulsar guerras y conflictos que afiancen el control que ejercen sobre todo el continente. La celebración no se en qué consistió, imagino que en algún acto oficial en Bruselas o Estrasburgo, porque lo que es, aquí, pasó desapercibido.

Curiosamente ayer por la noche terminé un ensayo dedicado a la figura de Homero, uno de los orígenes de la literatura europea. Un libro que forma parte de la preparación que estoy haciendo para leer, en su momento, la Ilíada y la Odisea. El eterno viaje es una obra pedagógica y extraordinariamente amena escrita por Adam Nicolson, escritor de series y autor de libros de historia y paisajismo. Un libro que nace de la pasión del autor por Homero. Pero, ¿quién fue Homero? ¿Cuándo escribió sus obras? ¿Cómo era Europa entonces?

4b120d85bbb69c12b933f7d4adaf9b3e

El poeta ciego no existió como tal. Así de sencillo. Lo que hoy llamamos Homero es en realidad una tradición de historias y leyendas que, de manera oral durante muchos siglos y recogidas después en forma de escrito, pasaron de padres a hijos y de madres a hijas, que en esto de las leyendas contadas a la luz de la lumbre las madres y abuelas siempre han tenido mucho que ver. Era historias que tienen su origen en épocas mucho más lejanas a cuando se creía que se habían «escrito», historias que son el mismo origen de Europa en la Edad de Bronce. Nicolson es capaz de descubrirnos la historia de Europa a través de Homero, una Europa que nada o poco tiene que ver con el mapa político de fronteras actual. La Europa de Homero, de Aquiles, de Héctor, de Ulises y de Penélope es una Europa forjada alrededor del Mediterráneo, del norte y del sur, de ese Mediterráneo que bebe sus fuentes de Asia y de los países bálticos y también de ese Mediterráneo que baña las costas de Egipto, Siria o Palestina. Muchas veces se nos olvida que el mar europeo, ese Mare Nostrum, es también africano. Muchas veces se nos olvida que Europa no sería como es si no hubiese tenido las relaciones de igual a igual que tuvo durante muchos siglos con los pueblos hermanos del norte de África. Las leyendas que narra Homero son historias que se repiten en los países escandinavos, en los países bálticos, incluso en las islas británicas. Pero también son hechos, caracteres y perfiles que se repiten en leyendas «lejanas» como El poema de Gilgamesh.

En la Ilíada y la odisea hay profundas reflexiones de las relaciones entre padres e hijos, hombres y mujeres, existen extensas reflexiones sobre la mujer, se habla y se vuelve a hablar sobre la necesidad del amor, sobre la violencia de las guerras y sus consecuencias humanas, el valor de la memoria, el transcurrir de la juventud y la vejez. Si la Ilíada es la historia del amor y la guerra, de la ternura y la violencia extrema, la odisea es la historia de un viaje, de un Ulises que recorre los caminos como un refugiado más, sin rumbo y sin saber a dónde ir, con una Ítaca perdida donde le espera Penélope.

Un libro para europeístas convencidos y que prefieren lo auténtico, para aquellos que siguen acogiendo refugiados después de muchas Troyas, para quien escuchaba bellas historias de su abuela y no sabía el origen de esos cuentos, para quienes quieran iniciar El viaje, de la mano de Homero y para quienes se atreven a cambiar la perspectiva que tienen de una realidad que no es tal.

Sigo mi viaje preparándome para leer las obras homéricas y continuo reflexionando sobre esta Europa cada vez más alejada de sus orígenes multiculturales, cada vez más falseada y cada vez más deshumanizada. Y sigo creyendo en la Europa de las personas, una Europa que tiene que volver a reconocer a los hermanos africanos como parte de su propio origen. Mientras tanto, ayer, en esta Iruñea del siglo XXI, un juez dictó sentencia de expulsión contra un vecino de la Txantrea por el hecho de haber nacido en Senegal y no tener unos papeles que son tan importantes para esa Europa que vigila desde Bruselas. Quizás si hubiese leído la Odisea hubiese entendido que Cheikhouna es un Ulises que tras un largo viaje ha encontrado su Ítaca a orillas del Arga, en ese barrio de la Iruñea bella que es la Txantrea.

2017050720385155815