las grietas de América

No me suele gustar poner como título a una reseña el mismo título del libro que estoy comentando, pero hay veces en el que el título de una reseña no puede ser otro. Este es uno de esos casos. Las grietas de América, del periodista arbizutarra Mikel Reparaz, editado por Ediciones Península. Hoy comienza la era Biden. Termina el tiempo de Trumpistán. Lo que está medianamente claro, más después de la lectura de este apasionante recorrido bajo la piel de un país dividido, tal y como reza el subtítulo, es que las dos maneras de entender EEUU no solo han persistido, sino que han reforzado sus posiciones en los últimos cuatro años. Las grietas de América están cada vez más abiertas.

Antes de entrar en el contenido del libro, quiero comenzar diciendo que he disfrutado muchísimo con su lectura. Casi cuatrocientas páginas que devoras con auténtico placer en un recorrido por la actualidad política, la historia, la cultura y los hechos concretos que hacen la propia Historia, con personas reales y lugares, y todo contado con el buen hacer de un periodista de los que entienden el periodismo como el ejercicio de contar, la verdad y nada más, una verdad generalmente compleja. Esta última cursiva es una frase del propio Mikel. Su reflexión sobre el periodismo más allá de las píldoras informativas, que huye de la equidistancia como verdad matemática, es un magnífico ejemplo de ese periodismo casi inexistente hoy en día en los medios clásicos, de reportaje que da la posibilidad de que quien lo lea pueda sacar sus propias conclusiones. Es un periodismo que trata a quienes informa como personas adultas, no como una masa a quien convencer. Y es de agradecer algo así. Quienes hemos visto a Mikel en los teleberris hablando desde Estados Unidos, ya intuíamos algo así, a pesar de que las conexiones en un programa de noticias suelen estar acotadas, pero Mikel, en sus años como corresponsal de EiTB en EEUU, siempre ofrecía datos e historias para poder continuar por tu cuenta la búsqueda de información. Por eso, el libro no es falsamente equidistante, ni pretende serlo, con las dos formas de entender el país. Y no por ello está alejado de una realidad que atraviesa la piel del país desde sus orígenes.

Fotografía de @claybanks

El libro hace un recorrido por una realidad que, aunque incómoda, forma parte del país desde su propio nacimiento como nación independiente y aún más, desde que el actual país eran colonias europeas. Esa realidad es la de un persistente racismo que impregna todos y cada uno de los estamentos y aunque tiene mayor intensidad en algunos estados, mayoritariamente sureños, está generalizado por todo el país. Ese racismo, basado en la idea de una supremacía blanca original (de hombres y protestante), es contra la población afroamericana, pero también contra la comunidad hispana, nativa (pertenecientes a los pueblos originales que poblaban el lugar) y en muy menor medida asiática y judía. En las últimas décadas, el racismo contra las personas musulmanas ha elevado sus posiciones, como en el resto del mundo occidental. Es curioso observar los periodos históricos en que estos racismos han surgido o se han fortalecido (esclavitud y fin de la esclavitud, la llamada conquista del Oeste, guerra de Vietnam, 11-S, por poner un ejemplo). Si bien este racismo está presente en toda la sociedad, en desiguales intensidades, entre las comunidades de familias blancas conservadoras está más acuciado y forma parte de su propia manera de entender el país. Ni que decir tiene que el racismo es parte de las diferentes organizaciones fascistas protegidas en estos cuatro años por el presidente Trump.

Y lo bueno de Mikel, es que este recorrido lo realiza con datos y hechos concretos, partiendo del asesinato a manos de la policía de un joven negro, Freddie Gray, de Baltimore, Maryland, año y medio antes de la llegada de Trump al poder, hasta el asesinato de Heather Heyer, una manifestante contra una movilización supremacista, tras ser embestida por el coche de un neonazi en Charlottesville, Virginia. Estos dos episodios que protagonizan el primero y el último de los tres capítulos en que se divide el libro, tienen sus peculariadades. En el primero vemos el clásico racismo impregnado en la policía, en los estamentos y administración estadounidense, su historia y los avances y retrocesos que ha habido en torno a la desigualdad que tienen la ciudadanía blanca y la negra. En el último nos relata el escalofriante ascenso y expansión de los movimientos supremacistas y fascistas, con elementos históricos como el Ku Klux Klan, pero que van mucho más allá, ascenso conseguido gracias al amparo más o menos explícito de Donald Trump. Entre estos dos hechos, la llegada de Trump a la Casa Blanca, con un análisis de lo que hoy en día son los partidos Republicano y Demócrata, con los aparatos de cada partido, con Hillary Clinton, con Bernie Sanders y con las elecciones de 2016. Y a través de todo el libro, nombres, lugares, movimientos sociales, linchamientos, presidentes, política, operaciones inmobiliarias, caza de brujas, capitalismo, banderas, muertes, victorias y música, mucha música. Absolutamente ameno, uno de esos libros que, a pesar de lo duro del tema en muchos momentos, disfrutas leyendo de lo bien escrito que está, del conocimiento que destila y de la pasión que se palpa.

Como decía, una de las sorpresas del libro es la referencia constante a la música que es parte de hechos concretos, o que es el sentimiento de un momento, o el mensaje musicalizado que se expresaba entonces. Y tanto me ha gustado, que me he hecho mi propia lista en Spotify, lista abierta para que cualquiera podáis escucharla. Os dejo con ella, no sin antes animaros a leer el libro, a comprarlo en vuestra librería del barrio o de vuestro pueblo y a que lo solicitéis en la biblioteca pública. Una gozada. Espero que la era Biden, más allá de otras cuestiones, sea el momento en que esas grietas de América vayan cerrándose, haciendo de su país un lugar en donde el color de tu piel o tus orígenes no sean, per sé, motivo de desigualdades.

capitalismo democrático

A falta de unos días para que el demócrata Joe Biden se convierta en el 46 presidente de EEUU, transcurrida más de una semana desde el asalto al capitolio federal en Washington por parte de fascistas, seguidores y a instancias de Donald Trump, todavía inquilino de la Casa Blanca, me encuentro en la apasionante lectura de un libro escrito por el periodista arbizutarra, Mikel Reparaz, sobre la «actual» polarización del país norteamericano. Pero de Las grietas de América hablaré dentro de unos días.

El libro del que quiero hablar, escribir, hoy es un pequeño ensayo de menos de cien páginas, que recoge dos conferencias y un epílogo a modo de reflexión del filósofo y pensador francés, Alain Badiou, sobre Trump como síntoma mundial de una forma de hacer política, en realidad economía (¿acaso la política oficial es otra cosa?), globalizada que viene a llamar capitalismo democrático. El libro, editado por Clave intelectual, cuesta 14 euros y se titula en castellano, Badiou contra Trump. Lamentablemente no se encuentra en el catálogo de libros de la red de Bibliotecas de Navarra.

Este libro nos cuenta el previo. Es decir, las condiciones para que un tipo como Trump, racista, mafioso y showman, llegue a ser el presidente del motor del Imperio. ¿Qué ha ocurrido en la política estadounidense para que este empresario haya dirigido el país a través de su cuenta en Twitter? La respuesta, como casi siempre, parece bastante sencilla, aunque no lo es. La cuestión principal es saber hacer bien la pregunta. Y la pregunta, en este caso, no es otra que ¿cuál es la función de la clase política en un sistema democrático? Lo que lleva a la siguiente cuestión, ¿cuál es la función de un sistema democrático? Vamos allá.

Badiou parte de una constatación. El sistema capitalista globalizado, es el sistema que, actualmente, sostienen los sistemas democráticos en el mundo. Este sistema que se mantiene gracias a las desigualdades que crea (según su funcionamiento, para que unos ganen, otros tienen que perder), está agotado, ha fracasado. Pero en estos momentos no existe una alternativa real. La única alternativa, según el filósofo marxista, fue el sistema comunista que fracasó también estrepitosamente a finales del siglo XX. Todo esto, que dice Badiou, da lugar a una serie de reflexiones sobre el estado de los sistemas democráticos. Según el pensador, la función principal de los sistemas democráticos, de su establishment y administración, es la de sostener y defender el capitalismo, actualmente sujetos a las decisiones económicas de macroestructuras económicas y monopolios que actúan como verdaderos gobiernos a la sombra.

Llegados a este punto, Badiou, continúa la reflexión señalando que el fracaso del capitalismo y las cada vez mayores desigualdades creadas, es el caldo de cultivo en el que se han formado los sectores de trabajadores desencantados que se agarran a cualquier posibilidad, aunque sea un clavo ardiendo, que suponga un mensaje diferenciador del mensaje clásico del capitalismo democrático. Si este mensaje se lanza mediante manipulaciones, fake-news y desinformación, falsedades y mentiras constatadas, y es una especie de predicador quien se presenta como alternativa a ese establishment que condena a los trabajadores y trabajadoras a perder cada día más en sus supuestas posiciones de comodidad (y ahí entra en juego, también, la cuestión racial), el desastre está servido. En este punto, subraya que en las eleciones de noviembre de 2016, en realidad no se enfrentaron dos contrincantes con una propuesta diferente en cuanto al sistema, ya que, tanto Clinton, modelo de establishment desde el Partido Demócrata, como Trump, de facto parte de ese establishment no de partido sino de sentimiento, eran y son los valedores del capitalismo democrático en EEUU. Badiou señala también que en aquel momento sí pudo haber un antagonista de Trump en cuanto a ideas, que no era otro que Bernie Sanders, pensador y activista socialista, actualmente senador por Vermont, independiente en el Partido Demócrata. Pero, como se supo después y se intuía en el mismo momento, el señor Sanders fue boicoteado directamente desde el aparato de su propio partido.

El libro es de fácil lectura, de una extensión adecuada para que no lo dejes en el tercer capítulo, pedagógico en algo que, si bien no es algo que no se sepa, es capaz de ordenar y clarificar perfectamente las ideas sobre democracia y capitalismo. Tras la lectura del mismo, creo que se disponen de más elementos para poder hacer frente a esos otros Trump populistas y fascistas que ya están y muy posiblemente vayan llegando más en los próximos años a otros lugares del mundo, como Europa.

Hay algo que me dejó pensando al final del libro del señor Badiou. La alternativa a ese sistema de capitalismo democrático. Y cada vez que lo pienso, más me convenzo de que esa alternativa pasa por un pensamiento colectivo que fomente el cuidado de y desde las comunidades y por otro lado desde cada persona por trabajar más la empatía con el resto de seres humanos y con el lugar en el que habitamos.

una historia de relaciones sureñas

Generalmente, cuando pienso en el sur de los EEUU, pienso en campos de algodón, en amplias y desfavorecidas comunidades afroamericanas, en granjeros blancos con fusil, en los colores y músicas de Nueva Orleans, en mayorías para Trump y en lobbys de origen cubano. Y existen, pero son clichés. Demasiados clichés. Simplistas clichés.

El paso siguiente en el baile, de Tim Gautreaux, editado por La Huerta Grande, es una novela que me ha abierto los ojos ante una realidad no conocida, incluso inimaginable, de ese sur norteamericano. El tema es conocido y una de las bases de la literatura universal: el (des)amor de un matrimonio en tiempos de crisis. La acción se desarrolla en un pequeño pueblo de Louisiana, en plena crisis industrial propiciada por el cierre de las plantas de extracción petrolífera que sostenían la economía local y la protagoniza una joven pareja de la comunidad cajún. ¿Perdona? ¿Qué es eso de cajún?

Como sabemos, los actuales Estados Unidos son la consecuencia de un desarrollo colonialista en el que participaron diferentes países, como el británico, el francés o el español, entre otros. Los movimientos migratorios, debidos a estas ansias colonialistas y a las guerras que propiciaron, están en el origen de los actuales estados que conforman EEUU. ¿Qué país no es fruto de movimientos y desplazamientos humanos, en mayor o menor medida? El caso es que Louisiana fue uno de esos lugares que, hasta que llegaron los colonos, eran un lugar donde vivían pueblos y naciones indoamericanas. Pero llegaron los españoles, después los franceses (de ahí el nombre del estado, en honor al monarca francés, Louis XIV), nuevamente los españoles en parte del territorio y posteriormente los ingleses, hasta que se independizaron de la corona británica. Como los movimientos migratorios no son estáticos en su territorio, resulta que en 1765, millares de francófonos de la zona de Nueva Escocia e Isla del Príncipe Eduardo, conocida como Acadia, en la actual Canadá, fueron expulsados por los nuevos invasores ingleses de aquellas tierras y obligados a trasladarse a otro lugar y recalaron, precisamente, en la parte «española» de Louisiana, que a partir de entonces se conoció como Acadiana. Esa comunidad migrada de Acadia, francófona y posteriormente mezclada con los colonos españoles y alemanes, es la conocida como comunidad cajún. Su cultura ha tenido importancia en la música y gastronomía y en 1980, fueron reconocidos oficialmente por el gobierno norteamericano como grupo étnico.

Bueno, al lío. La novela es impresionante en cuanto al tratamiento de los personajes. Muy, muy trabajados, tanto los dos protagonistas, como el resto de «secundarios». Paul y Colette son un matrimonio de veinteañeros, típica pareja que llevan desde el instituto. Pero, y es un pero grande en esta relación, Colette, cajera de ventanilla de un banco local, está aburrida del pueblo donde ha nacido y vive como el resto de su familia y aspira a otra cosa. Aunque no sabe muy bien a qué. Simplemente a escapar de aquello. En cambio Paul es un hombre sencillo, quizá incluso simple. Trabaja de mecánico, le encantan las máquinas y motores, y le basta con bailar de vez en cuando por ahí, en pistas de baile, beber alguna cerveza y tener una buena pelea de bar (por lo visto, algo bastante habitual allí). Alrededor de ellos, familias parte de esa comunidad cajún, amigos de esas peleas de bar, las marismas y pantanos de la costa de Louisiana, mirando siempre al Golfo de México. Y entonces Colette, decide irse, en un viaje en tren, hasta California, que está a miles de kilómetros, pero para aquella gente es como irse a Marte. Y ese es el desencadenante de toda esa historia de relaciones personales, sentimentales y territoriales.

Se lee a gusto. Gautreaux consigue que te metas en la historia de lleno, gracias a su capacidad de retratar personajes y lugares con tal cantidad de detalles que es como si estuvieses presente en el relato. Los últimos seis capítulos son uno de los finales de novela más intensos que he leído nunca, en donde se cierra el círculo de ese retrato de personajes visiblemente simples, pero con una historia repleta de sentimientos y realidades complejas. Como la vida misma. Por cierto, la traducción es un trabajazo impresionante de José Gabriel Rodríguez Pazos. Os dejo un comentario suyo a esta traducción.

memorias de una mujer libre

Todavía me asombra haber conocido a toda aquella gente, una serie de carambolas nos juntaron y unieron en la quimera de los swinging sixties. Era una época de lo más inocente. los famosos no eran tan famosos y no iban por ahí acompañados de presuntuosas cohortes. Yo, oriunda del condado de Clare, me emocionaba ante aquella galaxia de visitantes, y sin embargo nunca me dejaba deslumbrar. Sabía que era algo transitorio, que todos estábamos de paso, rumbo a otros lugares, orbitando hacia arriba, siempre hacia arriba.

El año pasado descubrí una autora irlandesa que me cautivó con el primer libro que leí. Sorprendentemente para mí, Edna O’Brien es una autora que lleva décadas escribiendo y luchando para poder hacerlo como ella quiere. Y digo sorprendentemente porque hasta el año pasado no me había fijado en ella, a pesar de estar en los últimos tiempos en todas las quinielas para el premio Nobel de Literatura año tras año (algo a lo que en realidad no le suelo dar mucho valor). En los últimos años la fantástica editorial Errata Naturae ha editado varias de sus obras y en este caso la obra elegida han sido sus deslumbrantes memorias.

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Edna O’Brien y su hijo Sasha Gebler en la década de los 70

Vamos a ver. Considero que lo más importante de unas memorias es cómo están escritas. Por una vida fascinante y llena de historias que contar que haya podido tener una persona, si no está convenientemente escrito, narrado, esto es, contado, no podrán ser sentidas en toda su intensidad. No es lo mismo decir «Vi a mi madre y supe que estaba enfadada porque tenía la autobiografía de Seán O’Casey en su mano», que decir «Vi la furia en los ojos de mi madre, antes siquiera de que hablara. Tenía en la mano la autobiografía de Seán O’Casey, abierta por la página incendiaria». En el caso de estas memorias, por cierto tituladas Chica de campo, O’Brien las narra como si fuesen cualquiera de sus novelas, con un dominio del lenguaje que se caracteriza por la fluidez y por ser capaz de trasladarnos al momento que narra con una facilidad asombrosa. La autora irlandesa escribe en inglés de Irlanda y su fuente es la propia Irlanda. Esa Irlanda de la que tuvo que marcharse y que aprendió a plasmar en su literatura gracias a la distancia que tomó. Si además de estar bien escritas, las memorias nos cuentan una vida intensa, se puede conseguir algo tan deslumbrante como estas memorias.

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Durante los 70, Edna se lo pasó pipa con los psicotrópicos. Aquí en una fiesta con el cantante irlandés, Luke Kelly.

El caso es que la escritora nacida en Tuamgraney en 1930, en esa Irlanda rural controlada férreamente por la institución eclesial, con un padre alcohólico y una madre integrista religiosa, tuvo la suerte de poder estudiar y de joven ir a Dublin a trabajar. En ese Dublin de los 50 empezó a escribir de lo que una chica de pueblo, joven e irlandesa, sentía con el papel que socialmente se le obligaba a tener. Comenzó a tratar autores de teatro, conoció al que fuera su marido Ernest Gebler, también escritor. Se trasladaron a Londres a vivir porque no soportaban la sensación de ahogo constante que tenían en la isla verde y una década después se divorciaron, tras haber tenido dos hijos, Carlo y Sasha. Con sus primeras novelas le acusaron en su tierra de ser una escritora pornográfica y fue casi un personaje demoníaco para la moral nacional-integrista irlandesa. En Londres y después en EEUU, fue parte de la intelectualidad irlandesa en el exilio y tuvo ocasión de integrarse en los círculos literarios y artísticos, incluido el cine, por sus guiones para películas. En estas memorias, fantásticas, la podemos leer desayunando con Jackie Onassis en New York, compartiendo cama con Robert Mitchum, debatiendo con Hillary Clinton y encontrándose en Paris con Samuel Beckett o Marguerite Duras.

Sea como sea, con este libro o con otro cualquiera, no te olvides de celebrar el Día del Libro como hay que hacerlo, con un libro en las manos y leyendo. Si puedes, compra a algún librero o librera, de esos tan buenos que tenemos en Iruñea. Te los encontrarás a todos juntos (a los buenos, me refiero) en el cruce de Carlos III con Roncesvalles, durante todo el día. ¡Y además te regalarán una flor!! ¡Feliz Día del Libro! 

Una obra para quienes amen Irlanda, para quienes quieran conocer la parte oscura del renacer cultural irlandés, para quienes quieran sorprenderse con una vida intensa, llena de personajes importantes y para quienes gusten de la literatura de Edna O’Brien, porque estas memorias son una maravilla, como cualquiera de sus libros.

aliméntate

Evita pronunciar las frases que utiliza todo el mundo. Inventa tu propia forma de hablar, aunque sólo sea para expresar eso que crees que está diciendo todo el mundo. Haz un esfuerzo por distanciarte de Internet. Lee libros.

Debes estar alerta ante el empleo de las palabras extremismo y terrorismo. Sé consciente de los fatídicos conceptos de emergencia y excepción. Enfádate ante el uso traicionero del vocabulario patriótico.

La vuelta hoy a la escuela, marca el regreso al tiempo de trabajo hasta el verano, en Iruñea hasta los Sanfermines. No desesperemos. Es un buen momento también para alimentar nuestra mente con lecturas que nos hagan pensar, reflexionar o que sin más nos ofrezcan elementos para poder contrastar en el día a día. Un día a día marcado por una política en donde lo que está en juego es el propio concepto de democracia. Si nuestra vida colectiva fuese trasladada a una serie para la televisión, estaríamos ante una serie cuya intensidad en los capítulos desbancaría en el ranking a Juego de Tronos. Y en esta serie, si queremos sobrevivir, tenemos que dejar de ser la masa aborregada que el poder quiere que seamos y para eso es necesario que leamos, aprendamos a desarrollar el pensamiento y creemos nuestra propia conciencia en el mundo, con el papel que queremos jugar en él. Y todo esto sin ayuda de la televisión.

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Los dos párrafos que sirven de introducción a este artículo son el comienzo de sendos capítulos en el libro que quiero reseñar y recomendar hoy. Se trata de un ensayo, pedagógico y accesible, del profesor e historiador (y catedrático, y doctor, e investigador), Timothy Snyder, titulado Sobre la tiranía. Veinte lecciones que aprender del siglo XX, editado por Galaxia Gutenberg. Antes de comenzar quiero advertir de algo que, si bien es importante conocerlo, no es impedimento, ni mucho menos, para leer el libro y desde luego aprovecharlo. El autor, estadounidense, escribió la obra a principios de 2017, esto es, con Donald Trump ya en la presidencia de EEUU y tras la farragosa (¿acaso hay alguna que no lo sea?) campaña electoral. En varios pasajes se refiere, por lo tanto, a situaciones concretas de su país, a la entonces reciente campaña electoral y a frases textuales del presidente Trump. Esto, más allá de poder considerarlo un contratiempo, resulta ser un aliciente ya que el localismo está lo suficientemente globalizado como para que al otro lado del charco podamos sacar provecho de él.

El objetivo del ensayo es simple y claro: poder utilizar la historia del pasado siglo XX para aprender de ella y no repetir lo sucedido en esa centuria. Concretamente se refiere al nacimiento del nazismo, a la 2ª Guerra Mundial y al régimen totalitario impuesto por la URSS en algunos países tras la guerra. Todo esto aderezado con la historia más reciente de EEUU. Se echan en falta referencias a otros totalitarismos, como el impuesto por el neoliberalismo, la globalización mediática o el propio neocolonialismo de guerra que EEUU ha practicado y practica desde el fin de la II Guerra Mundial. De la misma manera sorprende que en las referencias al fascismo no nombre siquiera el franquismo (es verdad que tampoco señala las dictaduras militares de Chile y Argentina, por poner un ejemplo). Con esta premisa el ensayo enumera veinte lecciones que aprovechar de la historia (occidental) del siglo XX. Aquí unos ejemplos:

  • No obedezcas por anticipado. La mayor parte del poder del autoritarismo le ha sido otorgado libremente.
  • Defiende las instituciones. No hables de «nuestras instituciones» a menos que las hagas tuyas por el procedimiento de actuar en su nombre. Las instituciones no se protegen a sí mismas.
  • Cuidado con el Estado de partido único. Apoya el sistema multipartidista y defiende las normas de las elecciones democráticas.
  • Asume tu responsabilidad por el aspecto del mundo. Los símbolos de hoy hacen posible la realidad de mañana. Fíjate en las esvásticas y demás signos de odio. No apartes la mirada ni te acostumbres a ellos.
  • Desmárcate del resto. Acuérdate de Rosa Parks. En cuanto alguien da ejemplo, se rompe el hechizo del statu quo, y otros le seguirán.
  • Cree en la verdad. Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad. Si nada es verdad, nadie puede criticar al poder, porque no hay ninguna base sobre la que hacerlo.
  • Contribuye a las buenas causas. Participa activamente en las organizaciones, políticas o no, que expresen tu forma de entender la vida.
  • Mantén la calma cuando ocurra lo impensable. La tiranía moderna es la gestión del terror. Cuando se produce un ataque terrorista, recuerda que los autoritarios se aprovechan de esos sucesos para consolidar su poder. No te dejes engañar.

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Un libro para quienes quieran tener elementos que les permitan reflexionar en la vida diaria, para quienes quieran poner en práctica la teoría de la resistencia y poder empezar a construir una sociedad más justa, igualitaria y democrática. Para quienes creen que la historia no nos puede enseñar nada y para quienes piensan que lo que ocurrió hace décadas ya no puede volver a repetirse, por lo menos no aquí. Para darse cuenta de su gran error. Para quienes han sufrido y sufren la tiranía en Cataluña, en Euskal Herria y en cualquier otra parte del Estado por haberse puesto frente a quien quiere imponer un relato, un pensamiento único y una masa social. Para todas y todos los que siguen creyendo que la Utopía es posible.

 

pionera

Cuando llega la noche ya he terminado con la mayor parte de la cocina, he ordeñado siete vacas y he segado todo el heno. Como podrá comprobar, me paso el día trabajando. Pero también encuentro tiempo para hacer treinta pintas de jalea en conserva y la misma cantidad de mermelada para mí. Utilizo frutos silvestres, grosellas, pasas, frambuesas y cerezas. Tengo casi dos galones de mantequilla de cereza, que me resulta deliciosa.

Una mujer que acaba de enviudar, que coge a su pequeña hija y se va al Oeste, a principios del XX, a comenzar una nueva vida, de gobernanta, cuidando de la casa de un ranchero (vaquero) y haciéndose, posteriormente, con su propia hacienda. Y todo esto con un admirable optimismo y ganas de vivir que se contagian en cada página.

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Editado por Hoja de Lata, Cartas de una pionera es un libro que recoge las veintisiete cartas que Elinore Pruitt Stewart escribió a una amiga suya en el transcurso de los primeros años de esa nueva vida que decidió emprender. En esas cartas, Elinore, narra su nueva vida como colona en el Oeste americano, que entonces era, todavía, una tierra con resonancias exóticas y muchas veces salvaje, por lo menos para alguien procedente de Denver (Colorado). Es la historia de una lucha por la supervivencia, de un camino de superación y todo ello protagonizado por una mujer decidida, independiente, inconformista, incluso rebelde, con una capacidad irónica y un humor que hacen su lectura un pequeño placer.

Viajes en trineo a través de la nieve, visitas de sus amigas irlandesa y alemana, tipos que viven en cabañas alejados del resto de gente, forajidos, mormones, pequeñas historias del día a día y grandes aventuras. Pero sobre todo destaca la pasión por la vida de esta mujer que no recibió, apenas, educación y que tenía la capacidad de plasmarlo de manera tan vívida en sus cartas. Optimismo, ilusión y esperanza en una naturaleza entonces alejada e intacta.

Un libro para quien crea que no tiene fuerzas para seguir adelante, para las mujeres que no saben si tienen capacidad de hacer algo por sí mismas y para los hombres que no creen que una mujer pueda ser independiente y hacerlo bien. Para quienes quieren comenzar una nueva vida, para quienes quieren abrirse un camino virgen y para quienes necesitan, por lo menos, sentir la fuerza que irradian estas cartas. Una obra para quienes echan en falta escribir cartas a los amigos y para quienes siguen escribiendo postales en sus vacaciones. Un libro para sonreír a la vida.

un doloroso canto a la amistad

El caso es que, para ser sincero, cuando compré el libro, tras leer una minúscula reseña en una revista, no tenía ni idea de en dónde me estaba metiendo. Decían que era una novela que había tenido, durante este año, gran éxito de ventas y crítica en EEUU y que seguía el camino de la gran novela norteamericana. Así que, nada, me fui a Walden, me hice con el tocho de mil páginas y me enfrasqué en su lectura.

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El libro es de lectura contagiosa, de esa que hace que no sueltes el libro y quieras, sea la hora que sea, seguir una página más para saber qué es lo que pasa. Cuenta, principalmente, la historia de una amistad entre cuatro hombres, una amistad forjada a lo largo de los años, con sus diferentes intensidades y sus acomodos al devenir de la existencia de cada uno de los amigos. En este sentido me sentía atraído por la posibilidad de adentrarme en el significado de esa amistad masculina. Son muchos los libros que han profundizado en la amistad entre mujeres con el objetivo de traducir los elementos de dicha amistad. Pero pocas veces, por lo menos yo, he tenido oportunidad de ver desentrañada de manera escrita la madeja de signos, pautas y simbolismos que explican la confianza, el entendimiento y el amor que se presentan en la amistad masculina, una amistad generalmente basada en la aceptación de ser y formar parte de una manada, una familia. Por lo menos esta es la amistad que presenta esta novela.

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La obra se desarrolla en torno a una cuadrilla de cuatro amigos que, desde la universidad, luchan, a veces incluso entre ellos, para descubrirse a sí mismos, descubrir la amistad, el amor, la sexualidad, su vida, la vida. El protagonista, Jude St. Francis, esconde además, una niñez marcada por los abusos sexuales, el maltrato y el rechazo que, inevitablemente, le obliga a construir una realidad falsa que, poco a poco, irá descubriendo a uno de los amigos.

Fue a principios de este año, cuando leí una suerte de memorias de un pianista clásico que me causaron gran impresión. En Instrumental, James Rhodes cuenta su vida marcada por la temprana y continuada experiencia de abusos sexuales por parte de un profesor suyo y el desarrollo de su existencia a través de autolesiones, drogas y sobre todo música, en este caso clásica, que es la que actúa como antídoto y consigue que el pianista se encuentre consigo mismo, reconociéndose y empezando a quererse.

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En el caso de Tan poca vida, de Hanya Yanagihara, directamente se vomita esta experiencia y sus consecuencias, creando una narración que hace sufrir a quien la lee, adentrándote, sin previo aviso, en las fauces de un infierno de maltratos, abusos y violaciones a un niño desprotegido que, de manera muy lenta, deja de quererse, asume la culpa de lo que le pasa y descubre en la autolesión un remanso de tranquilidad en medio del cruel torbellino que es su vida. Una vida, por otro lado, que nadie conoce más allá de sí mismo y que es una gran y necesaria mentira para poder seguir viviendo. Mientras quiera.

Un libro con el que me he sorprendido llorando amargamente, mucho, y sintiendo, sobre todo, la belleza de una dolorosa amistad cuyo canto te golpea súbitamente y que, aviso, quien empiece a escucharlo, en este caso a leerlo, no lo puede abandonar. Quizás, con suerte, podrás dejarlo un rato, para descansar de ese dolor, tan insoportable por momentos.


Un libro para quien necesite llorar un buen rato como ejercicio para limpiar el interior, para quienes tienen una cuadrilla de las de toda la vida y quieran descubrir, por fin, el significado de muchas cosas, para las mujeres (y hombres) que creen que los hombres solo hablamos de fútbol (parece ser), sexo (es verdad) y mujeres (y hombres) y para quienes se sientan capaces de ir más allá de lo que marca la sociedad sin importarle el qué dirán. Sepa quien empiece el libro, que lo engullirá, sacará tiempo para leerlo de donde no hay y por lo tanto perderá tiempo para hacer otras cosas, con lo que dormirá poco, descuidará la casa una semana, malcomerá y llegará tarde a trabajar. ¡Una maravilla!