coronavirus, cambio climático y guerra social

Errata Naturae aprovechó para hacer durante el confinamiento lo que el resto decía que había que hacer. Esto es, pensar, reflexionar y para eso, parar. Una editorial que decidió dejar de publicar libros durante el tiempo que durase la reflexión.Y pasados unos meses, nos obsequiaron con esa reflexión. Habrá quien pueda pensar que una reflexión de una editorial de poco puede servir a quien no se dedica a la edición de libros. Pero no, la verdad es que es una reflexión absolutamente válida para todo el mundo, cada cual en su campo o simplemente, si es que esto es simple, para la vida misma. Os animo a leerla.

El primer libro editado tras esta reflexión, no podía ser de otra forma, trata sobre el coronavirus. ¿Un libro sobre el coronavirus? ¿Quién va a querer leer un libro sobre el único tema con el que nos ametrallan a todas horas los medios y que se ha convertido en el eje de la vida del ser humano en todo el mundo? Bastante tenemos con eso, pensaran algunos, ¿verdad?

El murciélago y el capital. Coronavirus, cambio climático y guerra social, de Andreas Malm. Joder, el título se las trae. Por de pronto y después de esta lectura, adelanto que este escritor y activista sueco lo coloco entre los autores que no voy a perder de vista. Capitán Swing acaba de publicar otro libro suyo sobre las raíces del calentamiento global y Errata Naturae próximamente publicará otro que lleva el sugerente título de Cómo dinamitar un oleoducto: nuevas luchas para un mundo en llamas. Como para no hacerle caso. Sobre el libro, antes de que nadie se asuste, decir que es de lectura fácil. Se lee a gusto. Esto no quiere decir que sea un libro superficial, o que no ahonde en lo que expone. Ni siquiera quiere decir que esté escrito con simpleza o de un modo generalista. Lo digo porque en estos tiempos es mejor aclarar algunos conceptos. Es un libro escrito por una persona que utiliza buenas fuentes, que sabe de qué va el tema y que pretende que este conocimiento se extienda cuanto más mejor. Y lo hace en tres partes diferenciadas. Allá vamos.

  1. En esta primera parte, el señor Malm expone el origen del coronavirus, de dónde viene, cuáles han sido las causas de esta situación. En estos meses hemos escuchados teorías para todos los gustos, pero la realidad es bastante simple, aunque sea jodida. El covid-19 este, el SARS-CoV-2, es solo uno de los más de setenta tipos de coronavirus existentes (conocidos) que pululan por el mundo. Los hay agresivos con el ser humano, y otros inocuos. Es un tipo de organismo que se propaga y sobrevive gracias a otros seres vivos y uno de esos seres que mejor hacen la necesaria función de transporte es el murciélago. Hay otros animales que también lo hacen. Hasta ahí, todo más o menos claro. La cuestión es que los murciélagos habitan en un tipo de bosques desde hace miles de años, pero resulta que estos bosques, literalmente, los estamos aniquilando. Así que, ¿qué hace el murciélago, que lleva en su cuerpecito diferentes tipos de coronavirus y otros organismos? Pues buscarse otro lugar para vivir, pobre infeliz, en paz. Así que en ese viaje de un lugar a otro, atraviesan otros hábitats, donde la presencia del ser humano es mayor, donde hay mercados de comida, otros animales salvajes y domésticos (estos últimos casi todos en granjas industriales). Y claro, pues el coronavirus, en su afán de supervivencia, salta de un ser a otro. Todo esto en un mundo globalizado e hiperconectado físicamente por avión. Además de todo esto, el autor sueco nos explica su relación con el cambio climático, diferentes enfermedades y epidemias-pandemias anteriores y previsiblemente futuras, calentamiento global, movimientos migratorios y demás. Nos abre los ojos.
  2. En la segunda parte nos detalla las causas de ese calentamiento global. La causa es solo una: sistema capitalista hiperdesarrollado, que ha llevado a un modo de vida basado en el sobreconsumo a costa del agotamiento del planeta. Dicho de otra manera, cómo el agotamiento natural de la Tierra es consecuencia directa de la explotación económica que una minoría realiza para su enriquecimiento a costa del empobrecimiento de una mayoría. Hace un recorrido por varios países y gobiernos de esos países, de las decisiones que han tomado y toman, y de cómo esto afecta a la propia supervivencia del planeta. El capítulo es tremendo.
  3. Y en la tercera parte nos habla de la necesidad de construir alternativas a todo esto. Según Andreas Malm, ya no se trata de parar este cambio climático, sino directamente de darle la vuelta si es que queremos sobrevivir como planeta. Y para eso, hace un llamamiento a la guerra social. Medidas posiblemente impopulares desde nuestra mentalidad de cómodo consumidor con un click, como la paralización de la extracción de crudo, dejar de coger el avión hasta para ir al baño, y disminuir radicalmente nuestro consumo en general y la carne en particular. Además aboga por diferentes propuestas a nivel local que hagan frente al sistema capitalista y neoliberal. Y en esas estaba cuando he recordado conversaciones que tengo con amigas y amigos mientras paseamos o escritos que leo por alguna red social (sí, además de sectarismo, demagogia, maximalismo y enfrentamiento, en las redes sociales, si lo buscas, puedes encontrar cosas y gente interesante). Y aquí, en Iruñea, en Nafarroa, tenemos posibilidad de poner en marcha iniciativas basadas en algo tan nuestro como el comunal, como apuntan Alberto Jauregi y Xabi Senosiain, el auzolan y la vivencia comunitaria y vecinal. En cada lugar existirán alternativas posibles que deberán dejar de ser utopías si es que queremos lograr la Utopía de vivir en equilibrio en un planeta que tenemos que cuidar para poder cuidarnos entre nosotras y nosotros. Alternativas que tendrán que ponerse en marcha vigilando y defendiendo los derechos humanos y las libertades sociales y personales.

En definitiva, es un libro muy recomendable para cualquiera que quiera ir más allá de las cifras de afectados de la pandemia, más allá de las necesarias medidas gubernamentales (pre y post) y más allá del doloroso momento que estamos viviendo y que, sin duda, vamos a vivir en los próximos tiempos. Y si no es este libro, por favor, encontrad tiempo para leer siquiera algún reportaje sobre el tema, que esté bien contrastado, que tenga fuentes fiables y que dé pie a la reflexión individual y compartida. Salid a pasear por el campo, por un bosque o un parque, con amigos (y mascarilla) y comentad lo leído. Os sorprenderéis la de cosas que se aprenden en esos paseos.

No obstante, la crisis del coronavirus sí podría representar el momento en que los «seres humanos toman conciencia de su propia condición natural y ponen fin a su dominio de la naturaleza».

Theodor Adorno, Sobre la teoría de la historia y de la libertad (1964-1965).

lee, no desesperes y sonríe

Con San Saturnino llega esa semana larga de fiesta y entre fiestas, de esos días que no sabes si abren los supermercados, pero tienes la seguridad de que abre el pequeño ultramarinos de la esquina, aunque sea con un horario raro. Esos días en los que se encienden las luces navideñas al comienzo del Adviento, aunque en Iruñea se iluminen en la fiesta del patrón, que para eso somos muy nuestros, en los que los escaparates lucen el esplendor necesario para atraer las compras necesarias para el negocio. Un supuesto tiempo de esperanza entendido por pocos y compartido por menos, engullido en los viajes a bajo coste con mil fotografías idénticas por minuto, con preparativos de los menús de las comidas para las navidades, –«algo que sea diferente al cardo de siempre», –«pues vaya, chico, con lo rico que está», y con listas de regalos que hacer, sin pensar muchas veces en la persona a quien se regala, simplemente cumplir con la obligación.

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Y en una tarde particularmente luminosa a pesar del frío, me calzo las zapatillas para pasear mientras los parroquianos que siguen en la ciudad llenan el Sadar para ver a los rojillos ganar, llenan los bares para ver a los mismos y llenan los salones de las casas, que no es un mal momento, para sumergirse debajo de la manta con un buen libro unos pocos y enchufarse a la televisión los más. Y precisamente, concluido uno de los libros que leía, Algunos libros, las charlas de E. M. Forster en la BBC, publicado por Alpha Decay, aparto mi manta a un lado y me lanzo a la calle. Y mientras observo desde la Media Luna cómo la luz del día invernal decae irremediablemente vencida en las huertas de la Magdalena, pienso en este escritor tan british que conocí gracias a un puñado de películas particularmente bellas dirigidas por James Ivory y otros directores. Películas hermosas, de fotografía evocadora y música deliciosa, igual de preciosas que la forma que emplea el autor para contar básicamente historias de relaciones entre personas. Forster era un hombre muy culto, exquisito, pero tenía la capacidad de no imponer su conocimiento a nadie y de incluir a todas las personas que se encontrasen en una conversación con él, independientemente de su nivel intelectual.

El escritor colaboró con la BBC durante treinta años ininterrumpidos, aunque de manera irregular, lo que dejó el resultado de más de 150 programas hablando de literatura occidental, mayoritariamente inglesa, narrativa, ensayo y también poesía. Y resulta que, en realidad, lo que menos importa de ese libro y de aquellos programas eran las obras que recomendaba o de las que hablaba y reflexionaba. Lo bonito de este libro es escuchar a través de esas páginas a una persona enamorada de los libros, aunque irónicamente señala al comienzo del libro, en uno de sus primeros programas, que los libros no son lo más importante de este mundo. Y mira, en eso estoy completamente de acuerdo. Pero con sus glosas a diferentes autores, sin evitar la crítica y las pullas moderadas, subrayaba, sin querer, la importancia de leer, de reflexionar sobre lo leído y sobre lo escrito, del contexto de esa escritura y del contexto de la propia lectura, de desarrollar, al fin y al cabo, un criterio propio ante la vida y una capacidad para dirigir tu propia historia, a pesar de lo difícil que es no dejarse arrastrar por la corriente impuesta por unas redes sociales deshumanizadas, unos medios de comunicación obedientes al cheque de quien paga y un modelo social consistente en comprar y vender.

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Y en una de esas noches, hubo quien se quitó la careta autoimpuesta durante más de cuarenta años y llevó a un parlamento elegido en las urnas a la antítesis de lo que fue E. M. Forster. El populismo insultante y sin criterios tiene muchas causas, políticas las más y sociales las demás, pero, sin duda, una de esas causas es haber hecho de la educación un negocio de títulos que se venden y se compran y no un lugar desde donde fomentar conciencias, personas con criterio y capacidades intelectuales para reflexionar individualmente. Y una prima, en esos días, hoy mismo, tras conocer la ceguera de una judicatura ante un claro acto de violación, se preguntaba qué estamos haciendo mal. Y me dio, me ha dado por sonreír, porque tengo claro que esa ceguera y la propia tiranía que algunos llevan en su ideario político y ahora descubren convenientemente edulcorados, es la respuesta histérica al cambio y avances sociales que se han ido dando en las últimas décadas. Y me he acordado de Timothy Snyder y sus veinte lecciones sobre la tiranía y sobre todo he vuelto a recordar a Rebecca Solnit y su magnífico ensayo Esperanza en la oscuridad, que habla sobre el increíble poder que tenemos la gente y los logros conseguidos y muchas veces no tenidos en cuenta. Y he sonreído, porque qué más quisieran algunos que dejásemos de sonreír. Un beso.

aliméntate

Evita pronunciar las frases que utiliza todo el mundo. Inventa tu propia forma de hablar, aunque sólo sea para expresar eso que crees que está diciendo todo el mundo. Haz un esfuerzo por distanciarte de Internet. Lee libros.

Debes estar alerta ante el empleo de las palabras extremismo y terrorismo. Sé consciente de los fatídicos conceptos de emergencia y excepción. Enfádate ante el uso traicionero del vocabulario patriótico.

La vuelta hoy a la escuela, marca el regreso al tiempo de trabajo hasta el verano, en Iruñea hasta los Sanfermines. No desesperemos. Es un buen momento también para alimentar nuestra mente con lecturas que nos hagan pensar, reflexionar o que sin más nos ofrezcan elementos para poder contrastar en el día a día. Un día a día marcado por una política en donde lo que está en juego es el propio concepto de democracia. Si nuestra vida colectiva fuese trasladada a una serie para la televisión, estaríamos ante una serie cuya intensidad en los capítulos desbancaría en el ranking a Juego de Tronos. Y en esta serie, si queremos sobrevivir, tenemos que dejar de ser la masa aborregada que el poder quiere que seamos y para eso es necesario que leamos, aprendamos a desarrollar el pensamiento y creemos nuestra propia conciencia en el mundo, con el papel que queremos jugar en él. Y todo esto sin ayuda de la televisión.

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Los dos párrafos que sirven de introducción a este artículo son el comienzo de sendos capítulos en el libro que quiero reseñar y recomendar hoy. Se trata de un ensayo, pedagógico y accesible, del profesor e historiador (y catedrático, y doctor, e investigador), Timothy Snyder, titulado Sobre la tiranía. Veinte lecciones que aprender del siglo XX, editado por Galaxia Gutenberg. Antes de comenzar quiero advertir de algo que, si bien es importante conocerlo, no es impedimento, ni mucho menos, para leer el libro y desde luego aprovecharlo. El autor, estadounidense, escribió la obra a principios de 2017, esto es, con Donald Trump ya en la presidencia de EEUU y tras la farragosa (¿acaso hay alguna que no lo sea?) campaña electoral. En varios pasajes se refiere, por lo tanto, a situaciones concretas de su país, a la entonces reciente campaña electoral y a frases textuales del presidente Trump. Esto, más allá de poder considerarlo un contratiempo, resulta ser un aliciente ya que el localismo está lo suficientemente globalizado como para que al otro lado del charco podamos sacar provecho de él.

El objetivo del ensayo es simple y claro: poder utilizar la historia del pasado siglo XX para aprender de ella y no repetir lo sucedido en esa centuria. Concretamente se refiere al nacimiento del nazismo, a la 2ª Guerra Mundial y al régimen totalitario impuesto por la URSS en algunos países tras la guerra. Todo esto aderezado con la historia más reciente de EEUU. Se echan en falta referencias a otros totalitarismos, como el impuesto por el neoliberalismo, la globalización mediática o el propio neocolonialismo de guerra que EEUU ha practicado y practica desde el fin de la II Guerra Mundial. De la misma manera sorprende que en las referencias al fascismo no nombre siquiera el franquismo (es verdad que tampoco señala las dictaduras militares de Chile y Argentina, por poner un ejemplo). Con esta premisa el ensayo enumera veinte lecciones que aprovechar de la historia (occidental) del siglo XX. Aquí unos ejemplos:

  • No obedezcas por anticipado. La mayor parte del poder del autoritarismo le ha sido otorgado libremente.
  • Defiende las instituciones. No hables de «nuestras instituciones» a menos que las hagas tuyas por el procedimiento de actuar en su nombre. Las instituciones no se protegen a sí mismas.
  • Cuidado con el Estado de partido único. Apoya el sistema multipartidista y defiende las normas de las elecciones democráticas.
  • Asume tu responsabilidad por el aspecto del mundo. Los símbolos de hoy hacen posible la realidad de mañana. Fíjate en las esvásticas y demás signos de odio. No apartes la mirada ni te acostumbres a ellos.
  • Desmárcate del resto. Acuérdate de Rosa Parks. En cuanto alguien da ejemplo, se rompe el hechizo del statu quo, y otros le seguirán.
  • Cree en la verdad. Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad. Si nada es verdad, nadie puede criticar al poder, porque no hay ninguna base sobre la que hacerlo.
  • Contribuye a las buenas causas. Participa activamente en las organizaciones, políticas o no, que expresen tu forma de entender la vida.
  • Mantén la calma cuando ocurra lo impensable. La tiranía moderna es la gestión del terror. Cuando se produce un ataque terrorista, recuerda que los autoritarios se aprovechan de esos sucesos para consolidar su poder. No te dejes engañar.

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Un libro para quienes quieran tener elementos que les permitan reflexionar en la vida diaria, para quienes quieran poner en práctica la teoría de la resistencia y poder empezar a construir una sociedad más justa, igualitaria y democrática. Para quienes creen que la historia no nos puede enseñar nada y para quienes piensan que lo que ocurrió hace décadas ya no puede volver a repetirse, por lo menos no aquí. Para darse cuenta de su gran error. Para quienes han sufrido y sufren la tiranía en Cataluña, en Euskal Herria y en cualquier otra parte del Estado por haberse puesto frente a quien quiere imponer un relato, un pensamiento único y una masa social. Para todas y todos los que siguen creyendo que la Utopía es posible.

 

ilustraciones que cuentan historias

¿Cuál es la razón por la que compras una edición concreta de un título de libro? Es decir, si hay más de una edición de un mismo título para comprar (algo que puede suceder con los clásicos o con los títulos que son reeditados), ¿qué determina la compra? ¿El precio? ¿La editorial? ¿El año de edición? ¿La tapa del libro? ¿La traducción? En mi caso, lo admito, normalmente me lanzo por los editados más recientemente o, en el caso de los clásicos, por la mejor traducción (evidentemente entonces tengo que buscar en Internet cuáles y de qué año son las traducciones realizadas del título en cuestión). A este respecto, en más de una ocasión, antes de fijarme en el detalle de la traducción, existía el peligro de comprar un título con una traducción antigua, en ocasiones (por ejemplo con Shakespeare, Dickens, Austen y otros grandes autores, por lo general, anglosajones) con traducciones del siglo XIX. Esto de las traducciones lo aprendí gracias a los antiguos libreros de El Parnasillo. En otros momentos, si me puedo permitir el lujo, la edición elegida es de tapa dura, grande y en ocasiones ilustrada. Tengo ya unos cuantos libros clásicos que contienen unas ilustraciones de morirte de gusto y entre todas ellas destacan los ilustrados por el madrileño, Fernando Vicente, habitual de Babelia.

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Las ilustraciones de Vicente se caracterizan porque son realizadas sobre papel o lienzo, normalmente en caballete y utilizando lápiz, acuarela y acrílicos. Destaca la utilización de personajes humanos en toda su obra. Lo bueno de su obra es que, no solo es complementaria a la narración que ilustra, si no que en muchas ocasiones es un elemento imprescindible para llegar al fondo de la misma. El caso es que hace poco estuvo en Iruñea para participar en el VIII Salón del Cómic, ofreciendo una charla en el Civicán y exponiendo en el Condestable su trabajo para la obra de Bram Stoker, Drácula, una muestra que estará hasta el día 28 de septiembre y que de ninguna manera quiero perdérmela.

Y va entonces la amiga Deborahlibros y nos prepara una firma de sus libros en su tienda. Y yo, que para estas cosas no me importa ser un poco friki, decidí irme para allí con uno de los libros que tenía con sus ilustraciones, El hombre que pudo reinar, de Rudyard Kipling (película maravillosa, actores estupendos, cuento extraordinario, dibujos para morirte) y como sabía que había hecho un trabajo para uno de los clásicos que quería leer, Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, pues se lo pedí a la librera y tras arduo trabajo me lo consiguió y me hice con él. El libro es para cogerlo y empezar a acariciarlo sin descanso. Así que allí estaba, en la fila, con mis dos libros para que me los firmase y joder, en la mesa de al lado, con varios de sus libros en venta, vi uno que me miraba insistentemente. Lo juro. Me decía claramente que me lo tenía que llevar. Así que lo cogí, me maravillé con la edición, me estremecí con los dibujos y lo pagué haciendo cálculos para no comprar más libros en unas cuantas semanas (no creo que lo logre). Así que volví a la fila con el tercer título, Diez días que sacudieron el mundo, de John Reed, que lo leeré para octubre, celebrando el centenario de la Revolución rusa.

Fernando Vicente, aparte de un profesional con un gusto exquisito, es una persona amable, simpática, que me firmó los tres libros a la manera que solo puede hacerlo un ilustrador. En cada uno de ellos me hizo un dibujo, empleando lápiz, rotuladores y acuarela. Utilizó el tiempo necesario para hacerlos, sin prisas, como se hacen las cosas bien hechas. Lo mejor de todo fue poder hablar con él sobre su obra, los matices que lograron sus dibujos en el cuento de El hombre que pudo reinar. Es una gozada poder hablar de eso con alguien cuyo trabajo admiras. Dibujos y firma con dedicatoria. Impagable. En la mesa quedaron otras joyas como Drácula, Poeta en Nueva York o Estudio en escarlata. Otro día será.

Si queréis saber más de él, os recomiendo que os paseéis por su página web, o su Instagram o seguirle en Twitter. Yo mientras tanto os dejo con diez de sus trabajos para que os maravilléis. A mi ya me tiene enamorado. Muchas gracias, eskerrik asko a Deborahlibros por darnos la oportunidad de poder charlar con Fernando Vicente.

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maravilla de las maravillas

La brisa de la mañana seguía refrescando el ambiente, y había una luz etérea y cálida como era en el norte cuando salía el sol sobre la nieve recién caída. Todo estaba impregnado por el balsámico aroma de los abetos y el olor sutil de las algas que venía de la bahía ahora que con la marea baja quedaban expuestas y parduzcas a la vista.

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En este momento en el que, quien más, quien menos, está volviendo a la cotidianidad del nuevo curso, La tierra de los abetos puntiagudos es «una pequeña y hermosa obra maestra», tal y como la definió Henry James, escrita por Sarah Orne Jewett, una de las escritoras más respetadas de la literatura naturalista estadounidense, y apenas conocida por estos lares, que merece, y mucho, la pena. Una novela extraordinaria que no tiene apenas argumento, pero que está escrita de forma tan magistral que te quedas maravillado. Una novela que te aportará la serenidad necesaria para organizar los meses que quedan hasta el verano de 2018.

Un día, no sé cómo, caí en un blog que reseñaba la obra, me gustó lo que decía de ella, me encantó la portada diseñada por la editorial Dos Bigotes y casualmente esa misma tarde la vi en la estantería de una de mis librerías de referencia en Iruñea, Walden. Dani, el librero, me dijo que no me lo pensara dos veces y así lo hice. Llegué a casa y después de cenar, me senté tranquilamente en el sofá de la habitación que, quizás pretenciosamente, llamamos la biblioteca y tras enfrascarme en su lectura tuve que hacer grandes esfuerzos para no acabar hasta las tantas leyendo y sin dormir. Es de esos libros que acaricias después de leerlos.

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La historia que cuenta es la de una escritora que llega a un pueblo costero de Maine para buscar refugio y poder dedicarse a la escritura. Es verano y se aloja en la casa de la señora Todd, una botánica que vende remedios a sus vecinas y vecinos y que introduce a la protagonista en la vida social del pueblo y de las islas de alrededor. La capacidad de Orne Jewett para introducirnos en un mundo ya desaparecido, con una sensibilidad y nostalgia apabullantes, es extraordinaria. Una capacidad delicada para retratar personajes, principalmente femeninos, paisajes y ambientes tranquilos y serenos y el discurrir de una vida cotidiana en un pequeño pueblo costero en el siglo XIX. Una delicadeza que recomiendo no perderse y que a buen seguro releeré más de una vez.

Una obra para quienes quieran sentir la serenidad del aroma a abeto y costa, para quienes echen de menos las hoy casi inexistentes relaciones entre vecinos, para quienes todavía no hayan descubierto que la soledad de muchas mujeres no es yugo si no independencia, para quienes crean en el poder de los sentimientos, para quienes gusten de escuchar a quien viene a hablarles y para quienes disfruten recolectando hierbas por los caminos. Incluso para quienes tengan plantas aromáticas en los tiestos de su balcón. Una obra, en definitiva, para quien es capaz de descubrir que el pasado, a veces, tiene mucho que enseñarnos.

un elegante Drácula

Bienvenido a mi casa. Entre libremente. Pase sin temor. ¡Y deje un poco de la felicidad que trae consigo!

Sigo haciendo respiraciones intentando apaciguar este ánimo violentado en la última semana más que de costumbre. Si la escritura ha sido en muchas ocasiones un bálsamo para canalizar sensaciones y emociones, en esta ocasión una vocecilla y algún compañero me han aconsejado, encarecidamente, que dejase pasar unos días, que observase y tomase distancia, si es que eso es posible estando en el epicentro del terremoto, y que siguiese, siguiésemos, analizando. Y en esas estamos. Con lo cual, tampoco hoy escribiré sobre la falta de seriedad de algunos compañeros de viaje en la Iruñea del cambio. Me queda la tranquilidad de saber que, a pesar de las dificultades, el cambio conseguido a base del trabajo de miles de personas en las últimas décadas, es imparable.

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El caso es que en estos días he estado leyendo una novela de finales del XIX, que se desarrolla a caballo entre Transilvania y Londres y que tiene como protagonista a un elegante señor que ni está muerto, ni está vivo, existe porque chupa la sangre de bellas jóvenes, niños rubios de pelos rizados e incautos paseantes nocturnos y que se retira a descansar en un ataúd. Su nombre es famoso, Drácula, su historia, esta que cuenta Bram Stoker en la obra, es la historia original, la que sucedió antes del cine.

A estas alturas quizás alguien dude de la conveniencia de tal obra en estos momentos ocasionados por el interés partidista y la irresponsabilidad de algunos, pero la verdad es que su lectura es una lectura que milagrosamente serena y logra introducirte por completo en el Londres del XIX y en la historia de un hombre atormentado, rechazado y sobre todo violento. Drácula no es el vampiro con capa negra y engominado hacia atrás al que el cine nos tiene acostumbrados desde que Béla Lugosi interpretó el papel allá por 1927, papel que mezcló con su propia vida, siendo enterrado con un disfraz de Drácula de esos que se compraban en Bazar J antes de que los chinos trajesen disfraces a precio de taller indio.

La novela se nos presenta y seguimos la historia que nos cuenta a través de cartas, telegramas, recortes de prensa y diarios de los protagonistas, salvo de Drácula que no tiene necesidad ni cuadernos suficientes para anotar su día a día en los últimos 400 años. El caso es que todo comienza con el viaje al castillo del señor conde de un joven abogado, enviado por un despacho londinense que lleva los asuntos del aristócrata sanguinario. Resulta que Drácula quiere viajar y asentarse en la ciudad del Támesis y para ello necesita poner en orden asuntos, papeles y demás. Claro que el pobre abogado, que se llama Jonathan Harker, empieza a observar cosas extrañas en su anfitrión, como que no le ve durante todo el día, que no come, que es muy blanco y tiene los labios muy rojos, que vive solo en ese inmenso castillo y que, digamos, lo ha secuestrado literalmente. En fin, que el pasante logra escapar (o le deja escapar) del castillo y de Drácula, el conde llega a Londres, mientras tanto una amiga de la prometida de Harker está cada vez más cansada, como con una abstemia primaveral de escándalo, algo que maravilla a los tres pretendientes que tiene, entre medio un loco muy loco se hace zoófago de moscas y arañas y un doctor alemán tiene que intervenir para intentar poner fin a todo el desaguisado que viene sucediéndose.

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En 1992, Francis Ford Coppola dirigió la película que nos devolvió al común de los mortales la obra original de Stoker. Gary Oldman no es Béla Lugosi, pero para mí sigue siendo el mejor conde Drácula de la historia del cine. Aristocrático, elegante, tanto que casi deseas que venga a darte un mordisco.

Una novela para quien guste de originales, para todos aquellos a los que la noche les confunde, para paseantes de cementerios, para quienes disfrutan con un señor húngaro besándoles el cuello y para aficionados a esas epístolas victorianas que, a pesar de intentarlo, son irremediablemente lascivas. Muy indicado también para quienes necesitan tomar algo con perspectiva, tanta perspectiva como la que tiene el conde valaquio tras 400 años de intensa dedicación al arte de pasear, chupar cuellos y dormir.

la Europa de Homero y Cheikhouna

Ayer, en una de esas fechas que producen sonrojo, se «celebró» el Día de Europa. Y digo sonrojo, porque es una fecha, promovida por los estados de la Unión Europea, que pretende ahondar en la supuesta fraternidad europea, mientras el día a día demuestra que los intereses de ese Sistema son seguir produciendo riquezas para unos pocos, a costa de las y los trabajadores, cerrar las fronteras y levantar muros a personas refugiadas de determinados lugares, e impulsar guerras y conflictos que afiancen el control que ejercen sobre todo el continente. La celebración no se en qué consistió, imagino que en algún acto oficial en Bruselas o Estrasburgo, porque lo que es, aquí, pasó desapercibido.

Curiosamente ayer por la noche terminé un ensayo dedicado a la figura de Homero, uno de los orígenes de la literatura europea. Un libro que forma parte de la preparación que estoy haciendo para leer, en su momento, la Ilíada y la Odisea. El eterno viaje es una obra pedagógica y extraordinariamente amena escrita por Adam Nicolson, escritor de series y autor de libros de historia y paisajismo. Un libro que nace de la pasión del autor por Homero. Pero, ¿quién fue Homero? ¿Cuándo escribió sus obras? ¿Cómo era Europa entonces?

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El poeta ciego no existió como tal. Así de sencillo. Lo que hoy llamamos Homero es en realidad una tradición de historias y leyendas que, de manera oral durante muchos siglos y recogidas después en forma de escrito, pasaron de padres a hijos y de madres a hijas, que en esto de las leyendas contadas a la luz de la lumbre las madres y abuelas siempre han tenido mucho que ver. Era historias que tienen su origen en épocas mucho más lejanas a cuando se creía que se habían «escrito», historias que son el mismo origen de Europa en la Edad de Bronce. Nicolson es capaz de descubrirnos la historia de Europa a través de Homero, una Europa que nada o poco tiene que ver con el mapa político de fronteras actual. La Europa de Homero, de Aquiles, de Héctor, de Ulises y de Penélope es una Europa forjada alrededor del Mediterráneo, del norte y del sur, de ese Mediterráneo que bebe sus fuentes de Asia y de los países bálticos y también de ese Mediterráneo que baña las costas de Egipto, Siria o Palestina. Muchas veces se nos olvida que el mar europeo, ese Mare Nostrum, es también africano. Muchas veces se nos olvida que Europa no sería como es si no hubiese tenido las relaciones de igual a igual que tuvo durante muchos siglos con los pueblos hermanos del norte de África. Las leyendas que narra Homero son historias que se repiten en los países escandinavos, en los países bálticos, incluso en las islas británicas. Pero también son hechos, caracteres y perfiles que se repiten en leyendas «lejanas» como El poema de Gilgamesh.

En la Ilíada y la odisea hay profundas reflexiones de las relaciones entre padres e hijos, hombres y mujeres, existen extensas reflexiones sobre la mujer, se habla y se vuelve a hablar sobre la necesidad del amor, sobre la violencia de las guerras y sus consecuencias humanas, el valor de la memoria, el transcurrir de la juventud y la vejez. Si la Ilíada es la historia del amor y la guerra, de la ternura y la violencia extrema, la odisea es la historia de un viaje, de un Ulises que recorre los caminos como un refugiado más, sin rumbo y sin saber a dónde ir, con una Ítaca perdida donde le espera Penélope.

Un libro para europeístas convencidos y que prefieren lo auténtico, para aquellos que siguen acogiendo refugiados después de muchas Troyas, para quien escuchaba bellas historias de su abuela y no sabía el origen de esos cuentos, para quienes quieran iniciar El viaje, de la mano de Homero y para quienes se atreven a cambiar la perspectiva que tienen de una realidad que no es tal.

Sigo mi viaje preparándome para leer las obras homéricas y continuo reflexionando sobre esta Europa cada vez más alejada de sus orígenes multiculturales, cada vez más falseada y cada vez más deshumanizada. Y sigo creyendo en la Europa de las personas, una Europa que tiene que volver a reconocer a los hermanos africanos como parte de su propio origen. Mientras tanto, ayer, en esta Iruñea del siglo XXI, un juez dictó sentencia de expulsión contra un vecino de la Txantrea por el hecho de haber nacido en Senegal y no tener unos papeles que son tan importantes para esa Europa que vigila desde Bruselas. Quizás si hubiese leído la Odisea hubiese entendido que Cheikhouna es un Ulises que tras un largo viaje ha encontrado su Ítaca a orillas del Arga, en ese barrio de la Iruñea bella que es la Txantrea.

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hacia el matrimonio en una mansión inglesa

Hace tres semanas, después de un par de meses abandonado en la mesilla, retomé y terminé Mansfield Park, de Jane Austen y para mi sorpresa, esa segunda parte que me faltaba por concluir, resultó bastante más amena que la primera. Si Orgullo y prejuicio supuso el descubrimiento de esta escritora, este otro título ha terminado por corroborar mi gusto por ella.

La historia nos traslada a la Inglaterra de principios del reinado de Victoria y más concretamente al ambiente de la alta sociedad, deteniéndose en el papel de la mujer, y por lo tanto de los hombres, en la vida de una mansión de campo y en el destino de las jóvenes de estas familias en unos matrimonios de conveniencia… Casualmente Austen introduce, de una manera revolucionaria para aquella época, la posibilidad de un matrimonio por amor y los pensamientos de la mujer. Lo que para nuestra sociedad occidental del siglo XXI es normal, en aquella época no lo era. Por eso este tipo de obras ofrece luz al proceso de emancipación de la mujer. Pero no hace falta irse muy lejos en nuestra sociedad, para comprobar que los matrimonios de conveniencia estaban a la orden del día. Mi abuelo Silvestre, desde su trabajo en el Café Iruña, comprobó cómo, en las primeras décadas del siglo XX y hasta bien entrada la dictadura franquista, este café era testigo de diferentes transacciones económicas según el día. Un día era ganado, otro cereal, otro eran inversiones varias y otro de los días eran matrimonios. Tal cual. Y esos matrimonios no eran, normalmente, matrimonios por amor. Eso es, relativamente, nuevo. El interés de las familias, el interés económico y muchas veces la necesidad de quitar una boca que alimentar, eran el objetivo real de esos matrimonios de conveniencia. Hoy en día en muchas zonas rurales de los países subdesarrollados (y no tanto) sigue en práctica este método en el que, generalmente, la perjudicada es la mujer.

Volviendo al libro, las sicologías de cada uno de los personajes están muy bien trabajadas y los pensamientos de Fanny, la protagonista, son el verdadero hilo conductor de la obra. Es una obra que, como toda la producción de Jane Austen, innovó en los diálogos internos y pensamientos de los personajes, algo que, hasta entonces, apenas existía. Y todo esto desde la perspectiva de una mujer escritora.

Pues eso, un libro para leer en las tardes tranquilas, con una taza de té o un ponche, antes de dar un paseo a caballo. Yo a gusto iría a dar un paseo a caballo, pero como no tengo ni caballo, ni jaca ni nada que se le parezca, ni en la vieja Iruñea se llevan últimamente este tipo de monturas, me dedicaré al té y al vino, que es más autóctono que el ponche. Si te gusta tu primo y este además va a ser cura, este es tu libro. Si crees que tu vida está trazada por otras manos, este también es tu libro. Y si eres de quienes no ven ni arte ni parte al matrimonio, sea del tipo que sea, este libro te reafirmará en tus convicciones.

no leas, no pienses

Fue gracias al último vídeo de Deborahlibros, por la que me enteré que el gobierno del PP ha decidido eliminar la asignatura de Literatura universal del plan de estudios obligatorio de Bachillerato. Y la verdad es que no me lo podía creer. ¿Cómo van a quitar Literatura del plan de estudios de Bachillerato? ¿Ya no se va a enseñar la cultura escrita a través de los siglos y que ha sido testigo, altavoz y cronista de la Historia? Pues no. Rajoy y su gobierno han decidido que eso es prescindible. Ya lo dijo el ex ministro Wert hace unos meses: «los alumnos tienen que aprender asignaturas que les capaciten para el mercado laboral».

En su momento quitaron la Música como asignatura, sin darse cuenta que la música mejora el vocabulario, ayuda a concentrarse, potencia el desarrollo cognitivo y libera los sentimientos. Hay una íntima relación entre la especie humana y la música que nos hace personas. Quitaron también la filosofía, esto es, el estudio y la capacitación para abordar reflexiones sobre problemas fundamentales en cuestiones como la existencia, la belleza, el conocimiento, la verdad o el ser. Y ahora quitan la literatura. ¿Qué es lo que persiguen desde el gobierno del PP?

El gobierno del PP es un títere del capital cuyo único objetivo en cuanto a la educación es crear peones que sirvan al desarrollo del mismo capital. Para eso hay que capacitarlos en el desarrollo de aspectos técnicos y manuales, pero no mentales. España es cada vez más un país de chichinabo que expide títulos, en vez de saber, que valora exclusivamente cumplir un currículum, en vez de en desarrollar la curiosidad y el afán de conocimiento y que, sobre todo, dificulta y en gran medida impide el desarrollo y la autonomía para pensar. Mientras tanto se hunde en el fango de la corrupción instalada en todos y cada uno de los estamentos que hacen el país.

El aprendizaje de la literatura es básico para desarrollar la lectura crítica que es, a su vez, uno de los elementos principales para el progreso del pensamiento. Sin saber y conocer la literatura universal, las personas tendrán menos capacidades para leer de manera crítica y contrastada, con lo que el pensamiento individual y colectivo será cada vez más limitado y sujeto a un pensamiento mayoritario, si no único. De ahí a seguir votando a un partido asentado en la corrupción, como es el PP, no hay más que un pequeño paso. Ellos no quieren que leamos. No quieren que pensemos. Quieren pensar por nosotras y nosotros. Nos quieren pensar. Así de simple.

El cementerio de libros perdidos

Pero en esto, como en otras cuestiones, podemos ser rebeldes simplemente leyendo literatura. Y la literatura amigas, amigos, es como todo. Necesita su práctica y su camino. Si no estás acostumbrado a leer no empieces con el Ulises de Joyce. Pero empieza con algo, que hay mucho y bueno donde empezar. Y para ello vete a las librerías de Iruñea, esas que tienen libreros y libreras. Ni se te ocurra irte a un centro comercial. Y coges al librero, que se llaman así porque saben de libros, y le pides un libro para empezar a leer y fliparás en colores con las chuladas que te van a aconsejar. Y el gusanillo irá entrando, poco a poco, piskanaka-piskanaka que decimos por aquí, y de repente te encontrarás leyendo cada vez más, viendo menos basura en la caja tonta y pensando de manera autónoma. Hoy domingo es el Día del Libro. En Iruñea lo celebraremos, así lo han querido las y los libreros, el lunes en los puestos de Carlos III. Date el gusto, pregúntales, déjate aconsejar y cómprate un libro. Si no tienes pasta, vete a la biblioteca y pilla uno. Y después, por la tarde, siéntate en el sofá y comienza la aventura de leer, la aventura de pensar.


Los sinvergüenzas del Ministerio español de Educación, Cultura y Deporte también celebran, en una suerte de broma macabra, el Día del Libro. Este año, para más cachondeo, lo han titulado Leer ¿o qué? La solución es fácil. Leer o pensamiento único. Leer o PP.

el bardo Shakespeare desde Iruñea

Yo soy de los que descubrí a Shakespeare a través del cine, en una adolescencia y juventud en donde las historias del bardo inglés me llamaban poderosamente la atención. Naturalmente había estudiado a Shakespeare, sabía de qué iban un puñado de sus obras, pero no lo entendía. Aquel modelo de educación que se basaba en aprender de memoria los títulos de diez obras, dejó de lado la lectura y comprensión de las mismas. Pero el cine llegó en mi ayuda. El Hamlet protagonizado por Mel Gibson o Mucho ruido y pocas nueces, de Kenneth Branagh marcaron, en gran medida, mi afición a las obras de William Shakespeare. Más tarde vinieron El sueño de una noche de verano, con una maravillosa Michelle Pfeiffer como Titania y el descubrimiento de otras películas que, definitivamente, me convirtieron en un seguidor shakespeareano de su literatura.

Creo que la primera obra que leí fue Romeo y Julieta y desde entonces la he leído unas cuantas veces. El monólogo de Mercucio, que adelanta su propia tragedia, es una parte en la que, en cada relectura, descubro nuevos acentos. Esa original dulzura que está presente en toda la primera parte, llegó al fondo de mi ser desde el primer momento. Tras la tragedia de los dos amantes vinieron el resto, Hamlet que en su locura es el único que se atreve a decir la verdad, la avaricia del mercader de Venecia, el amor-odio entre Beatriz y Benedicto en Mucho ruido y pocas nueces o el fantástico cuento que es El sueño de una noche de verano. Casi he completado las obras de Shakespeare, varias de ellas releyéndolas, y sigo descubriendo frases, palabras, personajes, caracteres, leyendas, enseñanzas y significados. No creo que me canse jamás de leer a Shakespeare y en cuanto tengo ocasión me hago con una edición de alguna de sus obras o de algún libro sobre el autor.

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Este año se cumplen los 400 años de su muerte, el 23 de abril (el 3 de mayo según el calendario gregoriano vigente en la actualidad) y se me ha ocurrido que voy a releer toda la obra de Shakespeare, mes a mes. Evidentemente tardaré más de un año, pero no tengo prisa. La lectura, en estos tiempos, es algo que se hace, normalmente, en la intimidad, a solas o acompañado, pero casi siempre, a no ser que leas en voz alta, para ti mismo o misma. El caso es que podría hacer este recorrido shakespeareano yo solo, pero si a alguien le apetece acompañarme en este viaje estaré en cantado. Así, a modo de club de lectura, podremos leer y estudiar cada una de las obras de William Shakespeare. El esquema que propongo es sencillo:

  1. La última semana de cada mes haré una entrada que sirva de introducción a la obra. Contexto histórico, fuentes literarias, momento de la vida de Shakespeare en que la escribió, ediciones y traducciones disponibles (la lectura será de las traducciones al castellano), etc.
  2. Las dos primeras semanas será el tiempo que emplee o empleemos en leer la obra. Es un tiempo más que suficiente para leer con tranquilidad cualquier obra de Shakespeare.
  3. La tercera semana aportaré otros enfoques que se hayan hecho de la obra desde diferentes medios artísticos como la música, el ballet, el cine, la televisión, la pintura, la escultura o el cómic, además, evidentemente, del propio teatro.
  4. La cuarta semana servirá para poder hacer el comentario de la obra. Qué me ha parecido, qué es lo que me ha llamado la atención, qué personajes me han sorprendido, cuáles son las frases que me han motivado, etc. Esta será la semana para poder intercambiar esos comentarios, esas críticas con quien haya leído la obra.

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He tenido dudas sobre qué orden llevar en la lectura del canon shakespeareano porque posibilidades hay unas cuantas y cada una de ellas aporta algo diferente. Por orden alfabético, sin ningún orden preestablecido, primero las comedias y después las tragedias o al revés, o quizás alternar comedia con tragedia. Finalmente, dada la vocación de estudio que tiene en parte esta lectura crítica de todo Shakespeare, me he inclinado por leer las obras en el (supuesto) orden de elaboración y escritura de la propia obra. Al respecto existen diferentes cronologías que difieren unas de otras en algunas obras, pero que, en lo esencial, mantienen un orden bastante parecido. Con lo cual el calendario queda de la siguiente manera:

2016

Marzo. Enrique VI, 1ª parte, (1589-1590).

Abril. Enrique VI, 2ª parte, (1590-1591).

Mayo. Enrique VI, 3ª parte, (1590-1591).

Junio. Ricardo III, (1592-1593).

Julio. Los dos hidalgos de Verona, (1592-1593).

Agosto. Venus y Adonis, (1592-1593).

Septiembre. La comedia de los errores, (1593).

Octubre. La violación de Lucrecia, (1593-1594).

Noviembre. Tito Andrónico, (1593-1594).

Diciembre. La doma de la fiera, (1593-1594).

2017

Enero. Trabajos de amor perdidos, (1594-1595).

Febrero. Ricardo II, (1595).

Marzo. El rey Juan, (1594-1596).

Abril. Romeo y Julieta, (1595-1596).

Mayo. Sueño de una noche de verano, (1595-1596).

Junio. El mercader de Venecia, (1596-1597).

Julio. Enrique IV, 1ª parte, (1596-1597).

Agosto. Las alegres comadres de Windsor, (1597).

Septiembre. Enrique IV, 2ª parte, (1598).

Octubre. Mucho ruido y pocas nueces, (1598-1599).

Noviembre. Enrique V, (1599).

Diciembre. Julio César, (1599).

2018

Enero. Como gustéis, (1599).

Febrero. Hamlet, (1600-1601).

Marzo. El Fénix y la tórtola, (1601).

Abril. Noche de Reyes, (1601-1602).

Mayo. Troilo y Crésida, (1601-1602).

Junio. Bien está lo que bien acaba, (1602-1603).

Julio. Medida por medida, (1604).

Agosto. Otelo, (1604).

Septiembre. El rey Lear, (1605).

Octubre. Macbeth, (1606).

Noviembre. Antonio y Cleopatra, (1606).

Diciembre. Coriolano, (1607-1608).

2019

Enero. Timón de Atenas, (1607-1608).

Febrero. Pericles, (1607-1608).

Marzo. Sonetos, (1593-1609).

Abril. Cimbelino, (1609-1610).

Mayo. El cuento de invierno, (1610-1611).

Junio. La tempestad, (1611).

Julio. Elegía fúnebre, (1612).

Agosto. Enrique VIII, (1612-1613).

Septiembre. Los dos nobles caballeros, (1613).

Esta cronología la he tomado de la obra Shakespeare, la invención de lo humano, de Harold Bloom. Anagrama, 2002.

Obras escritas en colaboración, dudosas en su atribución y otros escritos:

Octubre. Faetón, atribuida, (1591).

Noviembre. Tomás Moro, atribuida, (1592).

Diciembre. Arden de Faversham, colaboración, (1592).

2020

Enero. Querellas de una amante, atribuida (1597).

Febrero. El peregrino apasionado, atribuida (1599).

Marzo. La tragedia española, colaboración, (1602).

Abril. Mucedorus, colaboración, (1610).

Mayo. Cardenio, colaboración, atribuida, (1613).

Junio. Epitafio y testamento, (1616).

Bueno, pues este es el plan. Ambicioso, lo acepto. Pero profundamente intenso y que, seguramente, me ofrecerá muy buenos momentos. Si quieres acompañarme en este viaje, en su entero recorrido, o en cualquiera de sus trayectos, aquí tienes tu sitio. Yo, encantado de la compañía. Un paseo siempre es más agradable en compañía y con una buena conversación.

Para recoger todos lo que vaya sucediendo en el camino he abierto este blog en donde se irán ordenando todas las entradas referidas a Shakespeare. Bienvenidas y bienvenidos a Shakespeare desde Iruñea.