para tenerlo bien claro

Mientras las televisiones, redes sociales y radios nos inundan con cientos de supuestos análisis (todos electorales y superficiales) sobre la arrolladora victoria de Ayuso en Madrid, mientras unos festejan que van a seguir siendo los dueños del chiringo y otros lloran su enésima derrota para conquistar el chiringuito en cuestión, los verdaderos dueños del cotarro, las élites económicas y oligárquicas, las que no tienen necesidad de elecciones ni campañas electorales porque son quienes atan y desatan, se mean de risa y siguen ganando dinero a costa de ti y de mí. La pregunta es si tenemos posibilidad de dejar de ser sus monos de feria. Es complicado, sin duda, pero desde luego si algo podemos hacer es convertirnos en un mono que no les haga tanta gracia.

¿Cómo? Más fácil de lo que parece. Apaga la televisión y deja de tragarte el discurso que una y otra vez nos vomitan. Utiliza Internet con mesura e imponiéndote unas condiciones de respeto, y si algo no te gusta, deja de visitar todos los días su perfil. Busca la información de lo que te interesa, no te conformes con el pensamiento único que se repite en casi todos los medios. Practica todos los días el silencio, la quietud, hacer las cosas despacio, conscientemente, pasea por los parques y sal al campo, haz ejercicio y goza de la amistad y la familia sin que nada se interponga en tu camino. Ten plantas en tu casa, en tu trabajo, de interior y exterior, cuídalas, riégalas. Y lee calidad, lo que sea, ensayo, literatura, poesía o teatro, lo que sea, con tranquilidad, dándole tiempo, pero por favor, calidad. Reflexiona sobre lo leído, sobre tu vida y degusta las diferentes posibilidades. Cultiva tu espiritualidad, la que tengas, todos la tenemos, y dedícale un tiempo todos los días. Y goza de la increíble paleta de colores y tonalidades que tenemos, aunque normalmente nos hagan creer que solo existen el blanco o el negro. Y después, si eso, otro día también podemos hablar de por qué la izquierda se empeña en querer convencer a los convencidos, en repetir formas de hacer política de hace 50 años y en hacer un discurso económico que en lo esencial sostiene el sistema capitalista igual que el discurso de la derecha. Con honradas excepciones, que haberlas, haylas.

En realidad, esta entrada es para hablar de un libro que me ha parecido indispensable. Un libro que habla de las causas del cambio climático, de la gestión del mismo y de cómo todo esto es parte de un ciclo que la Tierra hace constantemente pero que en este caso la intervención del ser humano ha acelerado de manera trágica. El título se las trae, Aprender a vivir y a morir en el Antropoceno, de Roy Scranton, editado, de nuevo magistralmente, por Errata Naturae. En él, el señor Scranton explica de manera amena y pedagógica el proceso de formación natural, cultural y económica de este mundo, de los cambios que ha tenido y de cómo, desde la invención de la máquina de vapor, más o menos, la actividad humana ha desencadenado un declive mundial sin parangón que va a ocasionar, lo está haciendo ya, más desigualdad, guerras, catástrofes naturales, movimientos migratorios, hambre y sufrimiento. Un panorama nada halagüeño. Y ante eso hace una serie de reflexiones para que lo tengamos claro, bien claro y tomar conscientemente una actitud individual y colectiva.

Un libro imprescindible, que señala y afronta el quid de la cuestión y nos ofrece instrumentos para hacer frente a la realidad cotidiana en donde las Ayuso, con cara de Joker, ganan porque seguimos alelados mirando el árbol en vez del bosque. ¿Un poquito oscura me ha salido esta entrada? Quizá. Pero no me inquieta.