Ayer se me ocurrió que lo de las redes sociales bien podría servirme para que la buena gente me aconsejase literatura, cine y cualquier otra cosa que me sirviese para ir haciendo mi inmersión en la cultura y sociedad japonesa, de cara a preparar el viaje para el que, todavía, faltan cinco meses. Y resultó. En pocas horas he recibido diferentes consejos de libros para leer, películas para ver, una chica japonesa que sabe castellano y estudia euskera para preguntarle cualquier cosa sobre Japón y dos consejos que no he logrado descifrar, pero que esta semana, antes de los días de fiesta, intentaré descubrir con ayuda de quien me lo dijo.
Antes de recibir los consejos por mi cuenta y con ayuda de dos libreros, ya me había hecho con la primera remesa de material japonés. De Katakrak me llevé dos libros, uno de los cuales estoy leyendo ya. Se trata de El elogio de la sombra, de Junichiro Tanizaki, que es una contemplación silenciosa de la belleza desde el pensamiento japonés. El otro es Introducción a la cultura japonesa, de Hisayasu Nakagawa, que es precisamente lo que su título anuncia, una pequeña y deliciosa introducción al pensamiento oriental. Así que, con estos dos libros, ya tengo más o menos las claves de la filosofía de Japón.
De Walden me llevé otros dos libros, con los que ya tengo el cupo para este mes. El primero es otro clásico, El libro del Té, de Kakuzo Okakura, que digamos es un ensayo sobre las diferencias entre Oriente y Occidente. El otro es Historias de la palma de la mano, de Yasunari Kawabata, una selección de setenta breves relatos de Nobel de Literatura.
Otra librera (esto de poder contar con los libreros es una gozada), Deborahlibros, me recomendó varios libros, algunos de los cuales no logro descifrar cuáles son. Así que me acercaré por su tienda para averiguarlo. Entre los que me dijo están La perla, de Yukio Mishima, que recoge diez cuentos del novelista y dramaturgo, La escopeta de caza, de Yasushi Inoué, que son las cartas de una amante adúltera, La llave, de Junichiro Tanizaki (volvemos al Nobel), aquí os dejo la entrada que le dedicó la propia Deborahlibros, y por último (hasta que no descubra el resto de libros que me dijo) Azul casi transparente, de Ryu Murakami, una historia sobre la juventud japonesa más autodestructiva.
Hedoi, de Katakrak, me ha recomendado dos libros. Por un lado Autobiografía. Libro dos, de Shigeru Mizuki, un manga antimilitarista y autobiográfico. El segundo es Blue, de Nananan Kiriko, otra novela gráfica sobre autodescubrimiento.
Finalmente, en lo que a literatura se refiere, mi querida amiga Irantzu me recomendó un autor, Haruki Murakami, del cual ya he leído dos libros y del que la gente me cuenta, sobre todo, la intensidad de su palabra. En su día me leí Tokio Blues acompañando a Toru Watanabe en su vida universitaria y en sus relaciones con dos mujeres. El otro es De qué hablo cuando hablo de correr, que lo leí en una época en donde todavía no me había percatado que los dieciocho años dando saltos en un grupo de dantzas me habían dejado inútil para hablar con nadie de correr. Algún otro libro de este eterno candidato al Nobel caerá, seguro.
Libros para intentar descubrir Japón, sus gentes, su cultura y su pensamiento. Para quienes están atraídos por el origami, el sushi, las reverencias, el manga y la caligrafía con pincel y tinta. Una buena manera de comenzar a prepara el viaje soñado. Y para quienes no puedan o quieran viajar físicamente a Japón estas obras son, sin duda, mucho mejor que cualquier guía al uso, por mucho que no nos digan los horarios del tren bala.