la necesidad de una nueva izquierda, según Jones

Ayer terminé la lectura de un libro que, finalmente puedo decirlo, merece la pena leer. Owen Jones aporta en su primera obra, Chavs, la demonización de la clase obrera, elementos suficientes para el debate sobre la necesidad de una nueva izquierda. Pese a que es un estudio centrado en la deriva de la izquierda británica y las consecuencias de su alineación con los intereses del capital y del Establishment, contiene reflexiones que son igualmente aprovechables en cualquier punto de esta Europa dividida entre el modelo desideologizador y consumista de los estados y la Europa de la clase trabajadora que en los últimos tiempos parece querer despertar de su shock. Igualmente contiene pensamientos necesariamente válidos para Euskal Herria, teniendo en cuenta que en nuestro país la izquierda, en sus diferentes modelos y podría decirse que siglas, está ya inmersa en un análisis que las circunstancias de nuestra propia historia reciente ha obligado a abordarlo.

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Chavs es el término peyorativo que se utiliza en los últimos años para referirse a ese sector de la clase trabajadora británica dependiente de las ayudas sociales y que, por lo general, viven en barriadas de viviendas de protección, normalmente desempleados, con maternidades-paternidades adolescentes y que suelen vestir con ropa deportiva de marca. Su símil por estos lares podrían ser las chonis y los canis. Pero este símil solo se asemeja en la indumentaria y el estilo de vestir, porque más allá de todo eso, las semejanzas son más coincidencias casuales que paralelismos reales. Por lo menos no en Iruñea y lo que yo conozco. La cuestión es que, en los últimos tiempos, según Jones, este término se está utilizando, cada vez más, para referirse a todo el conjunto de la clase trabajadora. Y en el Reino Unido, por lo visto, no se andan con chiquitas, ya que, el término y toda la ideología que contiene su utilización, lo utilizan desde el Primer Ministro conservador, hasta los medios de comunicación, pasando por miembros de la realeza.

En el Reino Unido las políticas de Thatcher en los años 80 dejaron a la clase trabajadora organizada totalmente hundida, sus sindicatos con cada vez menos peso y su tradicional fuerza política, el laborismo, presa de una deriva que les llevó a asumir parte de las políticas thatcheristas mientras se esforzaban en realizar gestos superficiales que contuviesen el descontento de todas esta parte de la sociedad. El resultado es evidente: una clase trabajadora sin conciencia de ello, un sindicalismo débil y sin saber situarse en los nuevos tiempos y un laborismo engullido por el Establishment, formando absolutamente parte de él, lo que originó un fortalecimiento del Partido Conservador que ha aprovechado esta situación para hacer todos los recortes imaginables, siempre, desde luego, medidas que afectan directamente en esa clase trabajadora que no sabe que lo es. A raíz de esta situación el populismo se abre camino, el racismo, hasta ahora siempre burgués, se empieza a instalar en las mentes de las y los trabajadores y los ricos son más ricos a costa de que el resto, todos los demás, sean cada vez más pobres.

En su conclusión Jones ofrece varias aportaciones en este debate sobre la nueva izquierda que debe redefinirse y reconstruirse y para ello es necesario tomar conciencia de la situación:

  • Hay que mejorar las condiciones del conjunto de la clase trabajadora.
  • La clase trabajadora ya no es la de los años 70. Ha cambiado en su forma esencial y no nos hemos enterado.
  • La clase trabajadora ya no es solo (cada vez menos) industrial y masculina con puestos de trabajo que duran toda la vida.
  • La mano de obra está cada vez más fragmentada, no sindicada, marcada por la precariedad laboral, la eventualidad y el corto plazo de tiempo de duración de los contratos.
  • Aunque los trabajos, por lo general, son más limpios y requieren menos esfuerzo, no acarrean el mismo sentimiento de orgullo y pertenencia a una comunidad (la clase trabajadora).

Para empezar está claro que las y los trabajadores necesitamos reclamar un sentimiento de orgullo y valor social. Sin nosotras y nosotros esto se para. Estos días se está viendo claramente. Con un Gobierno en funciones todo sigue adelante, pero, ¿qué pasaría si un día los barrenderos, los chóferes de autobuses o las cajeras de supermercados decidiesen parar de repente? Sencillamente todo este sistema se paralizaría llegándose al bloqueo en poco tiempo. Esa es nuestra fuerza, de la que no somos conscientes. Sin nosotras y nosotros no pueden seguir adelante. Seamos conscientes. El problema no es que un currela no pueda pagar un impuesto. El problema es que cuando las multinacionales y grandes empresas y ejecutivos defraudan billones de euros no suele pasar nada. Salvo en Islandia no es común asistir a un juicio contra banqueros, ni mucho menos a su condena.

En esta nueva izquierda tenemos que tomar conciencia de nuestra clase, una clase que es igual para todo el mundo, seas de la raza que seas y sea cual sea tu lugar de origen y las circunstancias que te han llevado u obligado a tener que buscar empleo aquí. Yo soy un trabajador y eso es lo que me une, absolutamente, a un minero en Escocia, a un oficinista en Japón o a una esclava en cualquier taller textil de la India. Y a esto hay que añadir que las mujeres y los migrantes tienen otras consecuencias añadidas por su propia condición y esa es y tiene que ser también parte de la base ideológica de la nueva izquierda en Europa. La izquierda tiene que ser feminista o si no no es izquierda. La izquierda tiene que ser interracial o no es izquierda.

En Euskal Herria a todo esto hay que añadir el elemento de la identidad y la lucha por la liberación nacional al cual la izquierda tiene que afrontar de una manera efectiva. Yo lo tengo claro. Por eso soy de la Izquierda Abertzale.


El libro es idóneo para todos los que en un momento dado se han creído que eran la clase media porque habían pagado las vacaciones a plazos con una tarjeta VISA metida por su banco de turno. Es también un libro delicioso para quienes desesperan viendo cómo el Partido Popular, a pesar de su corrupción interna, sigue ganando elecciones y para quienes un día creyeron en un PSOE que hoy en día es el perrito faldero del PP. Y para quienes, desde Euskal Herria o cualquier parte del mundo, quieren dar una oportunidad a la justicia, la democracia y el poder de las y los trabajadores.

Agrupémonos todos en la lucha final. El género humano es la internacional.

Y punto pelota, oiga.

¡si no quieres ser como estos, lee!

Pues va a ser que no. Que lo que no les gustan son los libros, ni que la gente lea, ni mucho menos que lo haga en bibliotecas. Lo que debiera ser una noticia para alegrar a cualquiera, algunos, los de siempre, lo miran con recelo indisimulado y lo toman como un ataque a su normalidad, esa que nos han impuesto en las últimas décadas.

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Ayer se abrió, de nuevo, la histórica biblioteca de San Francisco con horario ininterrumpido de nueve de la mañana a nueve de la noche. Cuando hace años el equipo de UPN decidió recortar por todos lados, lo hizo especialmente en el aspecto social y con especial ahínco en todo lo que estuviese relacionado con la cultura. La red de biblioteca de Nafarroa sufrió un recorte muy agresivo que supuso imposibilitar de facto la apertura de bibliotecas en horario de mañana y tarde y que propició, según los parámetros de las políticas neoliberales llevadas a cabo por Barcina y Maya, la privatización de la gestión. En muchos pueblos y barrios se organizaron protestas y en Alde Zaharra de Iruñea surgió una plataforma para luchar por la biblioteca. No solamente protestaron por los recortes llevados a cabo, si no que escribieron, debatieron, socializaron y trabajaron una desiderata en donde pusieron las bases de cómo sería el modelo ideal de biblioteca e incluso apuntaban a diferentes medidas para lograr ese modelo. En la anterior legislatura el tema estuvo presente en más de una ocasión en el pleno del ayuntamiento, recibiendo el NO automático a cualquier propuesta por parte de las vecinas y vecinos. Porque la realidad fue esa, que la lucha y la dinámica en favor de la biblioteca, fue y es una dinámica vecinal, asumida por todo el barrio.

Cuando EH Bildu entró a gobernar el Ayuntamiento junto a las otras tres fuerzas, llevaba bajo el brazo la propuesta de recuperar la biblioteca para el barrio. No fue, ni es una propuesta propia, si no que hizo suya la propuesta del barrio. Ese fue su compromiso y de ahí el esfuerzo que se ha llevado a cabo para lograrlo. Las bibliotecas son competencia del Gobierno de Navarra, pero por la situación de las arcas forales dejada por Barcina, parece ser que no era el mejor momento para afrontar esto desde el ejecutivo foral. Tras negociar se ha llegado al acuerdo de que era el Ayuntamiento quien soportaba este año el gasto que suponía recuperar la gestión de la biblioteca y abrirla más horas. Pero esto ha tenido contestación también, en este caso en forma de moción del PSN, que, en el pleno del próximo viernes, pide que el gasto de personal sea asumido por el gobierno de Barkos, sabedor de que esto, este año no es posible. La cuestión es que en el PSN no pueden comprender que nuestras prioridades y las suyas sean diferentes. Las suyas consisten en sostener, junto a UPN, el Régimen del que han sido y son parte fundacional. Las nuestras, en cambio,  son, entre otras, la cultura, la educación y poner todos los medios para avanzar en un modelo de sociedad en donde las personas tengamos conciencia crítica. Y para eso, señoras y señores de UPN y PSN, es imprescindible leer!

Ya lo decían en la Bola de Cristal: «Si no quieres ser como estos, lee». En la biblioteca de San Francisco tienes todas las posibilidades. Por la mañana y por la tarde.